lunes, 3 de mayo de 2010

Hado

Ilustración de Lauren Long
(Del lat. fatum).

1. m. Fuerza desconocida que, según algunos, obra irresistiblemente sobre los dioses, los hombres y los sucesos.
2. m. Encadenamiento fatal de los sucesos.

Real Academia Española

GÓNGORA

Marte, la guerra. Febo, el sol. Neptuno,
el mar que ya no pueden ver mis ojos
porque lo borra el dios. Tales despojos
han desterrado a Dios, que es Tres y es Uno,
de mi despierto corazón. El hado
me impone esta curiosa idolatría.
Cercado estoy por la mitología.
Nada puedo. Virgilio me ha hechizado.
Virgilio y el latín. Hice que cada
estrofa fuera un arduo laberinto
de entretejidas voces, un recinto
vedado al vulgo, que es apenas, nada.
Veo en el tiempo que huye una saeta
rígida y un cristal en la corriente
y perlas en la lágrima doliente.
Tal es mi extraño oficio de poeta.
¿Qué me importan las befas o el renombre?
Troqué en oro el cabello, que está vivo.
¿Quién me dirá si en el secreto archivo
de Dios están las letras de mi nombre?
Quiero volver a las comunes cosas:
el agua, el pan, un cántaro, unas rosas...

Jorge Luis Borges, 1985

5 comentarios:

Unknown dijo...

Encontré este verso también. Lo comparto porque al leerlo el estilo me pareció en algo a Borges. Ahora, el poema de Borges, "Góngora" es fantástico. Después en todo caso si me permiten les cuento algo de Borges. Ahora no porque tengo que salir a silbar.
Funes
PD.: Este poema es de una colombiana, María Mercedes Carranza

Poema de los Hados


Soy hija de Benito Mussolini

y de alguna actriz de los años 40

que cantaba la "Giovinezza".

Hiroshima encendió el cielo

el día de mi nacimiento y a mi cuna

llegaron, HADOS implacables,

un hombre con muchas páginas acariciadas

donde yacían versos de amor y de muerte;

la voz furiosa de Pablo Neruda;

bajo su corona de ceniza, Wilde

bello y maldito,

habló del esplendor de la Vida

y de la seducción fatal de la Derrota;

alguien gritó "muera la inteligencia",

pero en ese mismo instante Albert Camus

decía Palabras

que eran de acero y de luz;

la Pasión ardía en la frente de Mishima;

una desconocida, sombra o máscara,

puso en mi corazón el Paraíso Perdido

y un verso:

"par délicatesse j’ai perdu ma vie".

Caía la lluvia triste de Vallejo,

se apagaba en el viento la llama de Porfirio;

en el aire el furor de las balas

que iban de Cúcuta a Leticia, se cruzaban

con los cañones de "Casablanca"

y las palabras de su canción melancólica:

"El tiempo pasa,

un beso no es más que un beso..."

Así me fue entregado el mundo.

Esas cosas de horror, música y alma

han cifrado mis días y mis sueños.

Celestacha dijo...

Esas cosas de horror, música y alma

han cifrado mis días y mis sueños.
Qué bello...
Cuando regreses de silbar, espero me cuentes sobre Borges.
Saludos

vicky dijo...

hermosass ambas poesíass!!.Gracias una vez Más por compartir.Besos..Esperamos los chismes sobre Borges.jijiji

Unknown dijo...

Estimados:
El hado, ese destino irrefutable e inmanejable por los humanos; esa fuerza favorable o desfavorable que mueve los hilos de nuestras vidas, existe.
Lo confirmo totalmente. Les cuento porqué puedo confirmar la especie.
Regresé de silbar. Me agarró la lluvia justo cuando silbaba el Tango Nada" de Dames y Sanguinetti, en la parte que la letra dice "...nada nada mas que tristeza y quietud", por lo tanto nunca mas oportuna la lluvia. Silbé como 14 cuadras. Aclaro que en mi barrio hay muchos silbadores. Incluso cierta vez se me ocurrió la idea de formar una asociación de silbadores. La cosa es que intenté convocar a todos los silbadores para tratar la problemática común y ver de constituír la Asociación. Un problema fundamental es el de los perros callejeros y los perros de los vecinos que cuando silbamos, nos siguen. Algunos silbadores que son medios maletas se han ganado el odio de los canes del barrio y de las veteranas que duermen la siesta.
Fracasé en el intento de conformar la agrupación. Al primero que tenté con la idea ya me desalentó para siempre. Se trata de Gilberto Grandia, el mas viejo silbador que existe hoy por hoy en mi barrio y me animo a afirmar, en Argentina. Me dijo "che Funes, dejate de pelotudeces. El arte de los silbadores es absolutamente individual y cada uno se la arregla como puede, elige su ruta y no comparte ni el camino ni su repertorio, así que nada de asociaciones estrafalarias", me dijo y
capaz que tenía razón. Los silbadores nos reconocemos enseguida, no solo porque vamos caminando sin rumbo fijo silbando... nos distinguimos a la distancia. Por ejemplo, a una cuadra ya nos reconocemos y eso nos obliga moralmente a doblar inmediatamente en la esquina, para no cruzarnos con el otro silbador. Cuenta una leyenda de mi barrio (y aquí arranco con la cuestión del Hado) que dos silbadores por descuidados se cruzaron, y resultó que estaban silbando el mismo tango: "la cachila" de Arolas y Polito, Cuentan para peor que justo al momento de cruzarse ambos silbaban la estrofa que dice "Pero una noche un viento malo, fatal//
un vendaval
sin compasión//
a nuestro hogar destruyó". Las consecuencias según la leyenda fueron terribles. Un hado fatal los los arrastró a vagar sin rumbo fijo a los dos, ya sin poder silbar nada, ni siquiera la mas pobre de las milongas, y se transformaron en pordioseros. O sea: no es facil ser silbador, y menos en mi barrio en donde hay varios silbadores. (sigue)
Funes

Unknown dijo...

(sigue)
Además silbar es un arte solitario. No se puede compartir. Digamos que no se puede silbar para delite de por ejemplo, un grupo de espectadores. No se le puede silbar ni siquiera a una novia!. Carlos Dellareta silbador de los mejores, sabía que su vecina que era hermosa (el era feísimo) se desvivía por él de amor. Y el tarado cometió el error histórico de silbarle el vals "desde el alma" de Rosita Melo y Homero Manzi: nuevamente un hado fatal movió los hilos de su triste historia: si bien ella escuchó embelesada al enamorado silbador, resultó que a los 15 días contrajo compromiso de matrimonio con el Contador Umpierrez un vejete adinerado de la esquina de mi casa. Otro gil fue Ceferino Bonazola que un día decidió dar a conocer su arte: convocó un grupo de muchachos del barrio y les silbó "cuartito azul" de Mores y Batistella. Para qué!. Se hizo famoso. Si averiguan encontrarán que Ceferino fue quizás el silbador mas conocido de Argentina: llenó teatros, grabó discos, ganó guita a rolete, tenía las mejores minas, anduvo en los mejores coches y tomaba champagne francés bien frapé. La última vez que se supo de el fue cuando alguien comentó que recibía la visita de una mina hermosa... pero rara. Desde la visita de la mina hermosa, no se supo mas de Ceferino. Ahora deduzco por lo que hemos leído en este blog, que la mujer bella era una súcubo que lo liquidó y se le quedó con los derechos de toda su discografía. Ven? Aquí nuevamente la presencia de un hado fatal y escabroso movió los hilos: nada mejor que la definición que nos aporta Celeste: un encadenamiento fatal de los sucesos liquidaron al pobre Ceferino.
En fin. Esta historia demuestra acabadamente que con el tema del Hado no se jode.
Funes

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