jueves, 28 de julio de 2011

Himeneo

Ilustración de Alfred Stevens / Cupido y Himeneo

(Del lat. hymenaeus, y este del gr. ὑμέναιος).

1. m. Boda o casamiento.

2. m. Composición poética en que se celebra un casamiento.

Real Academia Española

En la mitología griega Himeneo (en griego antiguo Ὑμέναιος), también llamado Himen, era un dios de las ceremonias de matrimonio, inspirador de las fiestas y las canciones. Himeneo es también un género de poesía lírica griega cantada durante la procesión de la novia a la casa del novio en la que se apelaba al dios, en contraste el epitalamio, que se cantaba en el umbral nupcial.
Se suponía que Himeneo asistía a todas las bodas. Si no lo hacía, entonces el matrimonio resultaría desastroso, y por esto los griegos corrían vivamente gritando su nombre.
Presidió muchas de las bodas de los mitos griegos, para todas las deidades y sus descendientes.
Himeneo era celebrado en la antigua canción matrimonial de origen desconocido Hymen o Hymenae,
Los términos «himno» e «himen» proceden de esta celebración

Himeneo es mencionado en la Ilíada de Homero, en la descripción del forjado del escudo de Aquiles:
Allí representó también dos ciudades de hombres dotados de palabra. En la una se celebraban bodas y festines: las novias salían de sus habitaciones y eran acompañadas por la ciudad a la luz de antorchas encendidas, oíanse repetidos cantos de himeneo, jóvenes danzantes formaban ruedos, dentro de los cuales sonaban flautas y cítaras, y las matronas admiraban el espectáculo desde los vestíbulos de las casas. Ilíada XVIII.490


martes, 26 de julio de 2011

Panegírico

Ilustración de Carol Heyer
(Del lat. panegyrĭcus, y este del gr. πανηγυρικός).

1. adj. Perteneciente o relativo a la oración o discurso en alabanza de alguien. Discurso panegírico. Oración panegírica.

2. m. Discurso o sermón en alabanza de alguien.

3. m. Elogio de alguien, hecho por escrito.

Real Academia Española

La palabra griega panegyrikos esta formada de pan (todo) y gyrikos, que proviene de agyris (pueblo), o sea "todo el pueblo" y se refería a un discurso apto para toda la gente, todo publico o asamblea general. Vinculadas a esta palabra están encomiástico y laudatorio.

PANEGÍRICO

Ocioso canto. Cantar
al día, que tiene nubes
y soles y el ulular
del aire entero. —Hoy subes
a mí, canto, y soy dichoso
porque me alejas de la muerte
íntima. Sí. Silencioso
y puro. Alegre suerte.
El navío brazo busque
un golfo claro. Ofrecido
sueño, siempre. —No lo ofusque
lo ausente, espere herido.
El mar, el soñado mar
entre ondas, fértil. Esperar
¡Espérame golfo frío!...

Ricardo E. Molinari
(Fragmento)

sábado, 23 de julio de 2011

Jocundo

Ilustración de Gaby
(Del lat. iucundus).


1. adj. Plácido, alegre, agradable. Momento jocundo. Conversación jocunda.

Real Academia Española


Esta palabra nos llega de la mano de Alexandra ( Montevideo, Uruguay ) que nos cuenta:
"Era adolecente y estábamos por empezar una clase en el liceo. El salón era un desastre, todo el mundo gritando a voz en cuello; entra la profesora y muy enojada grita ¡ Que este jocundo aquellarre !!! 
Se hizo el silencio, pero inmediatamente largamos la carcajada, nadie sabía que significaban esas dos palabras. han pasado muchos años de esto pero no se me olvida más..."

Rastreando la etimología de esta palabra, descubro que también puede ser empeada como nombre; por ejemplo, San Jocundo fue un mártir africano del siglo III.
Jocundo es una de las variantes más comunes de Jucundo.
Iucundus es la contracción de iuuicundus, que significa ‘el que da placer’, ‘el que resulta agradable’. Esta etimología es el origen también del término ‘ayuda’.
Para ejemplificar su uso:

" A perturbación ciclónica en el seno ambiental, rostro jocundo. (A mal tiempo, buena cara) " / refrán en versión culta.

domingo, 17 de julio de 2011

Jarcha

Óleo de Frederick Arthur Bridgman
(Del ár. jarŷa, salida).

1. f. Canción tradicional, muchas veces en romance, con que cerraban las moaxajas los poetas andalusíes árabes o hebreos.

Real Academia Española

La jarcha (en árabe, خرجة jarŷa, "salida" o "final") es una palabra árabe que significa salida o finida. Las jarchas son unas pequeñas cancioncillas romances -los más antiguos vestigios de la lírica popular europea- análogas a nuestros antiguos "villancicos" (en su sentido antiguo) o a nuestras actuales coplas y cantares.
Es una composición lírica popular de la Hispania musulmana, que constituía la parte final de la moaxaja, de la que existen ejemplos desde el siglo X-XI. Parece ser que las moaxajas se construían tomando por base esas cancioncillas romances o sea estribando en ellas. Las jarchas están compuestas en dialecto hispanoárabe coloquial, o en la lengua romance que utilizaban los andalusíes, impropiamente llamada mozárabe. Fueron escritas por poetas cultos árabes y judíos que tomaban como modelo la lírica románica tradicional. Pudieron recogerlas del folclore popular, o bien adaptarlas a sus necesidades métricas (pues debían integrarse en la moaxaja) o bien componerlas de nueva creación, a partir de moldes tradicionales. Su importancia radica en que son el documento más antiguo que se conoce de poesía en lengua romance.
Sobre escasos y muy oscuros precedentes -porque ¿qué cosa humana habrá que no los tenga?- el descubrimiento de las Jarchas, que ha sido uno de los más sensacionales del nuestro siglo en el campo de la Filología, empezó el año 1948, con el artículo de un joven hebreo nacionalizado inglés, S.M. Stern, titulado Les vers finaux en espagnol dans les muwassahs hispanohebraïques.

En las jarchas mozárabes de amor, generalmente, la voz del autor o de la autora es la de una muchacha que les habla de sus experiencias amorosas a sus hermanas o a su madre. Se cree probable que la mayoría de estos textos hayan sido escritos por hombres, aunque la temática y el contenido de los textos requería su redacción en la primera persona de la voz femenina. Sus rasgos más destacados son: la abundancia de exclamaciones, interrogaciones y repeticiones, el uso de un léxico sencillo y de muchos diminutivos, la construcción en versos de arte menor. Se considera que las jarchas, las cantigas de amigo galaico-portuguesas y los villancicos castellano son ramas de una misma tradición popular, que también tiene ramificaciones fuera de la Península: la lírica tradicional. La importancia de las jarchas radica en que ayudan a aclarar los orígenes de la literatura española, ya que prueban que en la península ibérica también existía poesía lírica antigua. Hasta el descubrimiento de Stern, la épica era considerada la raíz de la literatura española.

Los árabes que entraron en España trajeron consigo por lo menos algún eco de la poesía árabe de Oriente, una de las grandes moles literarias de la Edad Media (la poesía en sí misma vino más tarde).
Esa poesía tiene tres características : 1ª. es monorrima, por muy extensa que sea la casida (su poema específico), con la rima en el 2ª hemistiquio, de unos versos largos (media: de 24 a 28 sílabas por verso); 2ª. es uniforme, es decir, no dividida en estrofas, y 3ª. tiene una enorme carga racial árabe, ya que nació y floreció antes del Islam.

No tiene, pues, mucho de extraño que el ambiente bilingüe y multirracial de la España musulmana, donde había multitud de "musulmanes nuevos" (muladíes), protegidos hasta cierto punto por la política omeya de equilibrio, naciera un nuevo tipo de poesía. Tal género andaluz, inventado --según la tradición-- por un tal Muqadamm ben Mu'safà de Cabra, recibió el nombre de moajaxa (literalmente: "embellecida", "adornada por un doble collar de perlas variadas, o por un cinturón de pedrerías y lentejuelas"). La moajaxa se distinguía de la casida (en relación a los tres extremos señalados antes): 1º. en tener variedad de rimas; 2º. en ser estrófica, y no excesivamente larga (inicialmente de 5 a 7 estrofas), y 3º. en tener a su fin una coplilla romance (la jarcha).

Jarcha en mozárabe

¡Tanto amare, tanto amare,
habib, tant amare!
Enfermeron olios nidios,
e dolen tan male.
Traducción al castellano:
¡Tanto amar, tanto amar,
amado, tanto amar!
Enfermaron [mis] ojos brillantes
y duelen tanto.

Jarcha
Vayse meu corachón de mib.
Ya Rab, ¿si me tornarád?
¡Tan mal meu doler li-l-habib!
Enfermo yed, ¿cuánd sanarád?

Traducción al castellano:
Mi corazón se va de mi.
Oh Dios, ¿acaso volverá a mí?
¡Tan fuerte mi dolor por el amado!
Enfermo está, ¿cuando sanará?

sábado, 16 de julio de 2011

Hoy es el aniversario de mi nacimiento...

Los años se suceden como imágenes coloridas de un videoclip que observo asombrada y atenta. 
Una vida que no sé cuándo comenzó, ni sabré cuándo termina. 
Una vida que me desborda con su prodigalidad.
Viaja con estas líneas mi amoroso agradecimiento a estos momentos juntos, a vuestra infinita compañía y al disfrute compartido durante estos tres años del Arca de las palabras. Un regalo mío, pues, para todos ustedes: una poesía , como no podría ser de otra manera.


Dos cuerpos

Dos cuerpos frente a frente
son a veces dos olas
y la noche es océano.

Dos cuerpos frente a frente
son a veces dos piedras
y la noche desierto.

Dos cuerpos frente a frente
son a veces raíces
en la noche enlazadas.

Dos cuerpos frente a frente
son a veces navajas
y la noche relámpago.

Dos cuerpos frente a frente
son dos astros que caen
en un cielo vacío.

Octavio Paz

viernes, 15 de julio de 2011

Lumpen / Lumpenaje

Mural de Ricardo Carpani
(Acort. del al. Lumpenproletariat, lumpemproletariado).

1. m. lumpemproletariado.
2. m. Persona que forma parte de este grupo social.
3. adj. Perteneciente o relativo al lumpen.
4. adj. Propio de él.

lumpemproletariado.

(Del al. Lumpenproletariat).

1. m. Capa social más baja y sin conciencia de clase.

Real Academia Española

Es la abreviatura de lumpenproletariat, palabra alemana compuesta de Lump y Proletariat. Lump significa pordiosero o mendigo, por un lado, y pícaro o bribón, por el otro. Proletariat deriva del latín proletarius : ciudadano de la clase social y económica más baja.
Esta palabra fue acuñada por Karl Marx para referirse a la parte del proletariado conformado por aquellos que no disponen de ningún recurso estable y caracterizados por la ausencia de conciencia política. Es una expresión peyorativa que se aplica básicamente a quienes en aras de los más mezquinos intereses siguen a cualquier demagogo o líder que les entrega o promete algo a cambio de tareas menores y que no requieren gran esfuerzo.
En castellano suele utilizarse el equivalente lumpenaje en lugar de lumpenproletariado.

jueves, 14 de julio de 2011

Relente

Ilustración de Charlotte Lachapelle
(Del fr. relent, de reler, del lat. regelāre, helar).

1. m. Humedad que en noches serenas se nota en la atmósfera.
2. m. coloq. Sorna, frescura.

Real Academia Española

SALMO PLUVIAL

Tormenta:

Érase una caverna de agua sombría el cielo;
El trueno, a la distancia, rodaba su peñón;
Y una remota brisa de conturbado vuelo,
Se acidulaba en tenue frescura de limón.

Como caliente polen exhaló el campo seco
Un relente de trébol lo que empezó a llover.
Bajo la lenta sombra, colgada en denso fleco,
Se vio el cardal con vívidos azules florecer.

Una fulmínea verga rompió el aire al soslayo;
Sobre la tierra atónita cruzó un pavor mortal,
y el firmamento entero se derrumbó en un rayo,
Como un inmenso techo de hierro y de cristal.

Lluvia:

Y un mimbreral vibrante fue el chubasco resuelto
Que plantaba sus líquidas varillas al trasluz,
O en pajonales de agua se espesaba revuelto,
Descerrajando al paso su pródigo arcabuz.
Saltó la alegre lluvia por taludes y cauces;
Descolgó del tejado sonoro caracol;
y luego, allá a lo lejos, se desnudó en los sauces.
Transparente y dorada bajo un rayo de sol.

Calma:

Delicias de los árboles que abrevó el aguacero.
Delicia de los gárrulos raudales en desliz.
Cristalina delicia del trino del jilguero.
Delicia serenísima de la tarde feliz.

Plenitud:

El cerro azul estaba fragante de romero,
y en los profundos campos silbaba la perdiz.

Leopoldo Lugones

miércoles, 13 de julio de 2011

Malato

Mafalda / Quino
(Del it. malato, enfermo).

1. adj. p. us. gafo (‖ que padece gafedad). U. t. c. s.
2. adj. ant. enfermo (‖ que padece enfermedad). Era u. t. c. s.

Real Academia Española

El caballero burlado / Romance

De Francia partió la niña,
de Francia la bien guarnida
íbase para París
do padre y madre tenía.
Errado lleva el camino
errada lleva la guía,
arrimárase a un roble
por esperar compañía;
vio venir un caballero
que a París lleva la guía;
la niña desque lo vido,
d'esta suerte le decía:
-Si te place, caballero,
llévesme en tu compañía.
-pláceme -dijo-, señora;
pláceme -dijo-, mi vida.
Apeóse del caballo
por hacelle cortesía
puso la niña en las ancas
y él subiérase en la silla.
En el medio del camino
de amores la requería;
la niña, desque lo oyera,
díjole con osadía:
-Tate, tate, caballero,
no hagáis tal villanía,
hija soy de un malato
y de una malatía,
el hombre que a mí llegase,
malato se tornaría.
El caballero con temor
palabra no respondía.
A la entrada de París
la niña se sonreía.
- ¿De qué vos reís, señora?
¿De qué vos reís, mi vida?.
-Ríome del caballero
y de su gran cobardía:
tener la niña en el campo
y catarle cortesía.
Caballero con vergüenza
estas palabras decía:
-Vuelta, vuelta, mi señora
que una cosa se me olvida.
La niña, como discreta,
dijo: -Yo no volvería
ni persona, aunque volviese,
en mi cuerpo tocaría:
hija soy del rey de Francia
y de la reina Constantina;
El hombre que a mí llegase
muy caro le costaría.

viernes, 8 de julio de 2011

Embaucador / Embaucar

Óleo de Carlos Ferreyra
1. adj. Que embauca. U. t. c. s.

embaucar.

(De embabucar).

1. tr. Engañar, alucinar, prevaliéndose de la inexperiencia o candor del engañado.

MORF. conjug. c. causar.

Real Academia Española

Todos hemos sido embaucados alguna vez, o conocemos a grandes embaucadores. Yo, por ejemplo, tengo un amigo virtual, literato,soñador,  inteligente y lúcido, que es un gran embaucador con las palabras. Hay que estarse muy atenta, espabilada, con la guardia bien en alto para no caer en la trampa de sus encantos y persuaciones.
Pero vamos hoy a recordar aquellas historias de embaucadores que narran algunos cuentos infantiles. Entonces me viene a la memoria un cuento de origen árabe, reelaborado por Cervantes (El retablo de las maravillas), difundido por Gracián (Agudeza y arte del ingenio, XXVII y El criticón, III,4) y vuelto a reelaborar por Andersen (Los vestidos del emperador).De lo que sucedió a un rey con los pícaros que hicieron la tela, también conocido como el cuento XXXII: El traje nuevo del emperador, cuyo tema es el engaño que se suele producir cuando alguien te confiesa algo y no quiere que se lo cuentes ni a tus seres más allegados.

Lucanor, pide ayuda a su ayo porque un hombre le había propuesto un negocio pero le había pedido que no se lo contara a nadie, ni a aquéllos de su más absoluta confianza. Entonces comienza a narrar la historia de un rey que se deja embaucar por unos pícaros que decían saber tejer una tela que sólo podía ser vista por los que eran hijos legítimos de su padre. Entonces toda la gente de su entorno por temor a ser criticados y señalados como hijos ilegítimos decían ver la tela, cuando en realidad los pícaros no estaban tejiendo nada. Al final, los tres hombres fueron descubiertos, y el rey quedó en ridículo frente a todo su pueblo.
Don Juan Manuel, viendo esto, escribió unos versos que dicen:

A quien te aconseja encubrirte de tus amigos,
le es más dulce el engaño que los higos.

Ilustración de Arthur Rackham


martes, 5 de julio de 2011

Alcuña / Alcurnia

Ilustración de Danny McBride
1. f. desus. alcurnia.
2. f. desus. alcuño.

alcuño.

(De alcuña).

1. m. desus. Sobrenombre, apodo.

alcurnia.

(Del ár. hisp. alkúnya, y este del ár. clás. kunyah).

1. f. Ascendencia, linaje, especialmente el noble.

Real Academia Española


Al-kunya "el sobrenombre, el apellido" ( indicando filiación, hermandad, posesión de un objeto, de una cualidad o decto, etc. ) "título honorífico" (los abasíes en el siglo IX otorgaban la kunya a modo de título nobiliario).
En las ciudades nacidas de los campos militares en los primeros tiempos de la conquista existía una separación notoria entre árabes y mawäli (clientes). En el caso de que un árabe llamase a uno de esos últimos lo hacía generalmente por su nombre (ism) o por su apodo (laqab), y si en cambio se dirigía a otro árabe, en señal de respeto lo hacía por su kunya; de ahí que en la Europa cristiana a los emires cordobeses se les conociese por sus kunyas, no por sus nombres y que el derecho malikí prohibiese a los no musulmanes llevar la kunya.
Este arabismo guardó en castellano algunas de las acepciones genéricas que comportaba en árabe, desarrollando y acentuando algunas, ya en sentido ascendente (ennoblecimiento semántico de alcurnia=linaje ), ya en sentido descendente (depreciación semántica de alcuño=apodo, mote); así, se fue especializando, refiriéndose la mayoría de las veces al "origen o ascendencia de familia o linaje". Curiosamente, la acepción moderna se encuentra ya desde las primeras documentaciones.
Los arabismos del castellano en la Baja Edad Media escrito por Felipe Maíllo Salgado, pág.239

sábado, 2 de julio de 2011

Augur / augurio

Ilustración en Riccartes
(Del lat. augur, -ūris).

1. m. Oficiante, que en la antigua Roma practicaba oficialmente la adivinación por el canto, el vuelo y la manera de comer de las aves y por otros signos.

2. m. Persona que vaticina.

Real Academia Española


La palabra augurio, que suele utilizarse comúnmente en la expresión "buenos augurios", proviene de augur, nombre con el cual en la antigua Roma se designaba al sacerdote encargado de observar e interpretar los fenómenos celestes. Estos eran considerados símbolos de la voluntad divina. De esa manera, rayos, truenos o relámpagos eran interpretados como mensajes emitidos por los dioses. También en la adivinación del futuro, misión fundamental de los augures, se tenían en cuenta otros fenómenos considerados señales de la buena o mala voluntad divina : vuelo, nutrición y canto de los pájaros, movimientos de animales terrestres, incidentes producidos durante la observación.
El augur era pues un adivino que interpretaba fenómenos naturales como presagios de lo por venir. La voz castellana agorero deriva directamente del latín augur.
El augurio es la observación de los fenómenos citados y el resultado de dicha operación : la profecía, el presagio. El castellano agüero es el resultado de la evolución lingüística sufrida a través de los siglos por el latín augurium, siendo augurio una forma culta (cultismo).
Cabe acotar que el pájaro es un símbolo de la divinidad, representando su vuelo la ascensión desde lo terreno hacia lo celestial. No es casual que en la tradición cristiana el espíritu santo se simbolice a través de la paloma. Una connotación similar presenta el ave Fénix, además de estar asociado con la regeneración y el paso de una vida inferior a otra superior.
Toda actividad que se iniciaba o todo emplazamiento habilitado tras el consentimiento de los augures - una vez presagiada la buena voluntad de los dioses- se denominaba inaugurado o inaugurada. Se inauguraban así magistraturas, sacerdocios, fiestas, templos, poblaciones, etc.
Los augures efectuaban sus observaciones en un espacio rectangular denominado auguráculo, vestían la toga praetexta y su insignia era el lituus, especie de cetro con el extremo curvado.
Como manifestación de las creencias populares, los augurios han sobrevivido a la desaparición de las antiguas sociedades. Sobre todo en ámbitos rurales los augurios han gozado de una gran vitalidad. Descubrimos así que en algunas regiones españolas, como Galicia, hasta no hace mucho por lo menos se consideraba el hecho de derramar sal o de caerse una tijera al suelo como un presagio de muerte. También en Galicia tenemos las sinais (señas o señales) : ruidos, luces o voces misteriosas que anuncian la muerte para quien los percibe. También hay augurios de buena fortuna o suerte, por ejemplo el derramarse vino o caer encendido un fósforo (cerilla) al suelo.
Augur, augurio y demás palabras de la misma familia están formados a partir de la raíz indoeuropea aug- que expresa la idea de aumento, aumentar, siendo justamente estos dos términos otros derivados de tal base lingüística.

viernes, 1 de julio de 2011

Lumbre

Ilustración de Benjamín Lacombe
(Del lat. lumen, -ĭnis).

1. f. Materia combustible encendida.
2. f. Fuego voluntariamente encendido para guisar, calentarse, u otros usos.
3. f. Parte anterior de la herradura.
4. f. Espacio que una puerta, ventana, claraboya, tronera, etc., deja franco a la luz.
5. f. luz (‖ claridad que irradia un cuerpo en combustión).
6. f. Esplendor, lucimiento, claridad.
7. f. En las armas de fuego llamadas de chispa, parte del rastrillo que hería al pedernal.
8. f. ant. Sentido de la vista.
9. f. ant. luz de la razón.
10. f. ant. Ilustración, noticia, doctrina.
11. f. pl. Conjunto de eslabón, yesca y pedernal, que se usa para encender lumbre.

Real Academia Española


Quiero nombrar tu cuerpo, tu oscuridad, tu lumbre,
el pecho que se inflama,
tu savia azul, el río de tus astros.

Quiero nombrar tu cuerpo, tus caminos,
el laberinto tibio, las girándulas,
el sexo umbrío, las vísceras ocultas,
esa linfa secreta que va trenzando el tiempo.

Quiero nombrar tu cuerpo, los murmullos,
los labios cuando besan o nombran otros cuerpos,
el fuego de la lengua, la humedad de la piel.
Tu saliva que es áspera y amarga.

Quiero narrar tu espalda añil que delimita
con un dios impreciso, inabarcable.

(Ocaña,Toledo,1953)

Quizá también te interese

Related Posts with Thumbnails