martes, 14 de junio de 2011

Vexilología

(Del lat. vexillum, estandarte, y -logía).

1. f. Disciplina que estudia las banderas, pendones y estandartes.

Real Academia Española

Sabían que existía un nombre para designar el arte y el conocimiento sobre el diseño e historia de las banderas, y que constituye toda una rama del saber dentro de lo que denominan disciplinas auxiliares de la historia, y, a veces, considerada súbdita de la heráldica?.
Yo no lo sabía, este término es nuevo para mi y quería compartirlo.
Para la Fédération Internationale des Associations Vexillologiques, en traducción muy personal:
La vexilología trata de la creación y desarrollo de un cuerpo de conocimiento relacionado con las bandereas de todo tipo, sus formas y funciones, teorías científicas y principios basados en este conocimiento.
Y, claro está, un estudioso de las banderas tendría que llamarse de alguna forma, así que, a partir de ahora, si surge tal pregunta, refirámonos a tales sabios con los términos vexilólogo o vexilógrafo, siendo este último alguien dedicado más al diseño de banderas que al estudio en general de la cuestión. Suena bien, un tanto arcano, pero atractivo. ¿De dónde procede tan sonoro sustantivo? Al parecer, vexilogía vendría de la palabra latina vexillum, que daba nombre a cierto tipo de estandarte portado por las legiones romanas.

A primera vista, no parece que dedicarse a esto pueda tener mucho futuro o ser una actividad emocionante, pero la realidad parece ser muy diferente. No sólo se trata de registrar la historia o dedicarse al diseño de banderas de países, a fin de cuentas no nace un país cada día ni se cambia la bandera de muchos cada año. Pero, por otro lado, tenemos regiones, municipios, incluso barrios, empresas, organismos, asociaciones… Todo aquel que necesita una bandera acudirá a la vexilología en busca de ayuda. A nivel internacional, la vexilología cuenta con gran número de organizaciones dedicadas a su desarrollo, además de celebrarse de forma periódica congresos y demás reuniones de corte similar.

Las banderas no se diseñan de forma aleatoria, por simple gusto, puesto que traerlas a la vida lleva todo un proceso laborioso que debe seguir un curso determinado, mezcla de investigación histórica, sociológica y arte. Existen, por ejemplo, una serie de “normas” básicas a la hora de diseñar una bandera, como pueden ser:
El diseño debe ser sencillo y fácil de recordar e identificar.
Todos los elementos de la bandera responderán a una simbología determinada.
El color es importante. Se usarán dos o tres colores básicos, bien contrastados entre sí.
No se usarán letras o grafías en la bandera.
Se evitarán similitudes excesivas con otras banderas, pero en muchos casos también deberán tener conexiones con otras.
Para aprender mucho más sobre vexilología:

Gracias Tecnología Obsoleta por la info.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Entonces, debo decir que he conocido un vexilólogo. Se llamaba Julián Pérez Amargo, y era español. El “gallego” (que no era gallego, era andaluz pero en el bar lo catalogaron de “gallego”) era un sabiondo en temas vinculados a banderas. Conocía la de todos los países. Pero lo que más impresionaba era que conocía las banderas de los estados o provincias que integraban los países. Y los escudos, incluso de ciudades y pueblos. Pero cuando digo “conocía” estoy diciendo que no sólo distinguía a qué nación pertenecía tal o cual bandera o escudo; tal o cual distintivo municipal. Sabía la historia de esa enseña, su creador, momento histórico de su creación, cambios sufridos a través del tiempo, etc. “Gallego, a ver… mirá esta figura,… ese escudo, a quién pertenece?” Julián se calzaba los lentes para leer y miraba unos segundos: “es el escudo municipal de la localidad de Pico Truncado, fue creado en ….” Y no paraba. Y podía ser de Pico Truncado o de Praga; de República de Niger o de Surinam. El tema es que nuestro amigo, tenía un defecto físico: una cojera llamativa y además, cuando hablaba era terriblemente monótono. Aburrido hasta el hartazgo lo que le generaba una gran imposibilidad para conseguir novias. A esta altura a los más memoriosos (y veteranos) les resultará como conocido el nombre de Julián Pérez Amargo. Y les daré la pista para que entonces, lo recuerden. Julián, a instancias de los amigos del bar, se presentó en el concurso televisivo “Odol Pregunta por un millón de pesos”, conducido por el famoso locutor “Cacho” Fontana. Fue en la década del 70 y el pobre gallego intervino en el mismo certamen que a la postre ganó Claudio María Dominguez, que era un niño que contestaba sobre la Ilíada y la Odisea. Era evidente que el ganador sería el hoy conductor televisivo y maestro de “buenas ondas” frente a un “gallego” que te dormía cuando hablaba. Pero, algo pasó. Perdió el concurso Odol Pregunta. Pero, a los pocos días, el locutor Cacho Fontana se separó de su esposa, una muy cotizada modelo de la época. La cosa es que un día, en el bar, alguien trae unas revistas: “Radiolandia”; “TV Guía” y en las tapas: EL GALLEGO CON LA MODELO recién separada! Por un tiempo, no apareció mas por el bar. Hasta que la modelo lo dejó a los pocos meses. Julián Pérez Amargo murió el 18 de noviembre de 2010, muy, pero muy viejo. Nunca nos quiso contar cómo hizo para aprenderse todas las banderas y escudos del mundo, y sobre todo, cómo hizo para que ganarse la codiciada modelo.
En fin
Funes

BARROS MATOS dijo...

Parece increíble, pero yo conocí a Julián Perez Amargo, en una ocasión muy especial, aunque no sabía ni supe hasta hoy, que el amigo de mi estimado Funes practicaba la vexilología, palabra que recién hoy, confieso sin vergüenza alguna, leí (por no decir escuché) por primera vez. A este Sr. Perez Amargo supe verlo hace unos 30 y pico de años, algunas tardes sabatinas de otoño, entre las hojas secas que poblaban la plaza, sentado en un banco, con una mesita delante y un cajón junto a él. Un cartelito decía: “Este cajón contiene 2000 cartulinas con escudos y banderas de todas partes del mundo. Saque una y yo le diré a que ciudad o país pertenece. Si acierto, Ud. me pagará 10 centavos. Si me equivoco, yo le pagaré un peso. El atlas que está a mano será el juez que dictará sentencia”
Simplemente, yo lo tomaba por un amante de esa disciplina sin saber que tenía nombre. Al principio algunos pocos se detenían curiosos, pero ante los continuos aciertos del hombre, se fueron formando multitudes que intentaban ver si podían hacerlo caer en un error. Al cabo de dos meses, 8 sábados, la policía tuvo que pedirle que abandonara la plaza, y si quería seguir con ese trabajo, que alquilara un local, pues era tanta la gente que intentaba llegar hasta la mesita de Perez Amargo, que debieron cortar 2 de las calles que circundaban la plaza, y tener una ambulancia a mano porque los apretujones y empujones produjeron contusos y desmayados.
Perez Amargo no volvió a la plaza, ni, que yo llegara a saber, alquiló un salón. Le pregunté a nuestro historiador Liberto Dinastía si sabía algo de este personaje, y me contó que con el producto de lo ganado en la plaza se tomó un barco de turismo de lujo por 15 días, donde siguió practicando ese negocio, pero ahora si acertaba, (y acertaba siempre) el precio a pagar por el curioso era un dólar. Volvió con muchísimo dinero, y se comenta que durante un tiempo hizo una vida rumbosa, incluso habría sido amante de una actriz conocida.
BARROS MATOS

Anónimo dijo...

Don Barros: ¿estaremos hablando de la misma persona? No creo. Me parece que estamos en presencia de un homónimo. Dígame: ¿en qué ciudad estaba radicado el vexilólogo Pérez Amargo que ud. conoció?.
Funes

BARROS MATOS dijo...

Estimado Funes. A Julián Perez Amargo lo vi en el barrio de Agronomía, y para saber algom más de este personaje,recurrí al historiador Liberto Dinastía, quien después de recurrir a su extenso caudal de informaciones,me comunicó los datos que ya he contado, agregando que era un vexilólogo itinerante, que ganó y perdió fortunas, y que sufría por ser poco apreciado por la gente dada esa cualidad negativa que Ud. relató. Podría haber sido un homónimo, cosa que dudo, dos hombres con igual nombre y apellido,absorbidos por una inclinación a la vexilología con una capacidad tan admirable. Todo puede ser, como ud. diría...en fin... Mi cordial saludo.
BARROS MATOS

Anónimo dijo...

Estimado Barros:
Es insondable la vida! Como si un mago inmenso moviera los hilos de la historieta humana cual si de marionetas se tratara, debo confirmarle que estamos en presencia de dos sujetos de igual nombre y apellido (Julián Pérez Amargo), con idéntica inclinación ambos por la vexilología, ambos caracterizados por ser profundamente aburridos hasta el hartazgo... pero distintas personas.
En el bar Dos Cuchillos me han confirmado la espcie: nunca el "gallego" Julián anduvo por el barrio de Agronomía. Cuando Julián (el que yo conocí) llegó de Andalucía a mi barrio, fue al café y allí los contertulios le advirtieron: "Gallego, jamás, pero jamás vayas al barrio de Agronomía, seguro los crápulas de ahí que son de mala calaña te timarán como buenos malandrines que son". La cosa es que el Gallego se pegó un susto bárbaro y se cuidó de cruzar la Avenida Intendente Benavidez y llegar al barrio temido.
Pero fíjese que en la Plaza Elcano de mi barrio el vexilologo por mi conocido, hizo fortunas haciendo lo mismo que el que ud. conoció.
El mundo, Barros, es a veces un pañuelo. Y a veces (como en este caso), infinito.
Esto me hizo acordar a una serie televisiva de mi infancia: "La cuarta dimensión". En un capítulo que vi siendo purrete y en televisión blanco y negro, resultó que había dos mundos, iguales y paralelos, con las mismas gentes. Me acuerdo que la noche que vi el capítulo que le cuento, tuvo mi padre que quedarse conmigo por el julepe que me dio. Después leí ya de más grande algunos artículos científicos al respecto de lo mundos paralelos pero a los que olvidé porque me daban pesadillas.
Y ahora esto, don Barros...
Ahora me asusté y no podré dormir esta noche. Lo dejo, voy a llamar a mi padre para conversar el tema.
En fin...
Funes

BARROS MATOS dijo...

Sinceramente, parece novela de ciencia ficción. Según Ud., Funes, el Perez Amargo "suyo", digamos, falleció en Noviembre del 2010. Con mis amigos Liberto Dinastía, historiador, y Jorge Vilchez, investigador de reencarnación de las almas y vidas anteriores, investigaremos que se hizo de la vida del homónimo que conocí, si está vivo o falleció. Sería muy interesante confrontar las huellas digitales y el ADN de ambos. Si lo encontramos aún vivo, pediremos la exhumación del cadáver del ´Perez Amargo "suyo" para verificar estos datos. Si también ha muerto, intentaremos, en bien de la ciencia, la exhumación de ambos. Creo que de lograrlo, podemos salir en el libro de Guinnes, y, quien le dice, ser candidatos al Nobel. Seguiremos en contacto por esta vía de comunicación, Celeste mediante. Le sugiero que antes de acostarse, se tome una tacita de infusión de carnicera, un yuyo que sirve para la gastritis y el insomnio. Y si habla con su padre, aficionado como yo al sandwich de chorizo y enemigo de llamarlo choripán, dígale que cuenta con todo mi aprecio.
Cordiales saludos.
BARROS MATOS

Anónimo dijo...

Extraño, por cierto, aunque supongo que se tratará del mismo sujeto.
En todo caso, es posible. He oído la historia de un Rey italiano que tuvo una vida completamente paralela a la de un cocinero que además era físicamente idéntico a él. Ambos murieron el mismo día a manos de dos anarquistas...

Un cordial saludo.
Francisco.

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