viernes, 10 de junio de 2011

Rielar

Ilustración de Bonnie Leick
(Del lat. *refilāre, de fīlum).

1. intr. Vibrar, temblar.

2. intr. poét. Brillar con luz trémula.

Real Academia Española

CANCION DEL PIRATA

...Con diez cañones por banda,
viento en popa, a toda vela,
no corta el mar, sino vuela
un velero bergantín.
Bajel pirata que llaman,
por su bravura, El Temido,
en todo mar conocido
del uno al otro confín.

La luna en el mar riela
en la lona gime el viento,
y alza en blando movimiento
olas de plata y azul;
y va el capitán pirata,
cantando alegre en la popa,
Asia a un lado, al otro Europa,
y allá a su frente Istambul...

José de Espronceda

6 comentarios:

jaramos.g dijo...

Es una palabra muy hermosa, incluso por su sonido. La tengo asociada a aquellas gotas de rocío que Bécquer veía temblar en su balcón. Salud(os).

Jorge Maseda dijo...

Hola! he estado visitando blogs de amigos, éste me ha parecido excelente, llevo gran parte de la tarde repasando-apuntando palabras que hasta ahora, o desconocía, o se me habían pasado de largo, gran trabajo el tuyo, de muchísima labor, tu esfuerzo sirve de gran ayuda para gente como yo, que encuentro en una sola palabra la motivación para escribir un texto, voy a enlazarte con mi blog para seguir tus actualizaciones, un gran acierto haberte encontrado.
Un abrazo!

jorgemaseda.blogspot.com

BARROS MATOS dijo...

DEL AMOR, LA MUERTE Y OTROS MISTERIOS
El amor y la muerte, han sido entrelazados por poetas y novelistas desde las épicas griegas y las tragedias Shakesperianas, hasta este tiempo, de culebrones televisivos y espeluznantes noticias policiales.
Un algo intangible, como el rielar tenue de una cuerda de violín, un hilo conductor invisible une esos dos misterios, quizá desde épocas milenarias, en la activa imaginación de los seres humanos. En la pintura antes del advenimiento del lenguaje, en la adoración politeísta de Dioses excluyentes y vengativos, en el amor enfermizo al poder, la gloria y la fortuna, sin obstáculos de conciencia.
Podemos pensar entonces al amor, en el arte y en la vida, como una necesidad del hombre de lograr junto al amor, la angustia de amar, junto a la dicha, la ausencia de felicidad, siempre el placer signado por la tragedia.
Pero hay otros artistas, multitud de ellos, anónimos, desconocidos, que pintan y escriben su propia versión del amor sin palabras ni pinceles, sin obsesiones enfermizas. Están en todas partes, en todas las plazas, las esquinas, las mesas del café compartido, ancianos cruzando una calle tomados de la mano, jóvenes mirándose a los ojos con una sonrisa...
Esta versión del amor no tiene misterio. Tiene solamente...eso...amor.
BARROS MATOS

Anónimo dijo...

Fui al bar “dos cuchillos”, un café infame y fabuloso al que acudo diariamente a perder el tiempo, que es la mejor forma de disfrutarlo, a mi entender. La cosa es que llevaba la palabra de hoy –“rielar”- para debatirla con los contertulios que ocupamos siempre la misma mesa. Nadie tenía mucha idea sobre rielar, hasta que Augusto Balceda definió el tema con claridad. “Rielar, como imagen es la luna brillando sobre el agua del río, o del arroyo. Es ese brillo mezcla de luminosidad y temblor. Y lo único comparable para poder ejemplificar, lamentablemente, no es perceptible por los sentidos, que es el rielar del alma”.
Me quedé un instante pensando y no pude menos que vincular ese “rielar del alma” con la pasión y el amor trunco de nuestro amigo del blog, Barros Matos, por su enamorada no correspondida. Y me tomé el atrevimiento de contar el caso de don Barros, ahí en la mesa de estos grandiosos charlatanes que son mis amigos. Obviamente (quédese tranquilo don Barros) no di nombres, pero conté lo mejor posible sobre ese amor no correspondido por Amanda y su deseo de verlo transformado en amistad. Y vemos entonces como los universos de las palabras se entremezclan. El propio Balceda (filósofo, ex ferroviario de la línea Gral. Urquiza), habló claramente y me apené don Barros que Ud. no estaba allí para escucharlo. “A su amigo Barros Matos le vibra el alma. Es decir, ese rielar de su interior está siempre en estado de temblor. ¿Qué diferencia el temblor del alma de su amigo cuando se encuentra con Amanda, del temblor del pájaro mojado en la tormenta?. Nada, Funes. Nada. El tipo jamás logrará ser amigo de Amanda, porque primero, la amistad entre el hombre y la mujer no existe si hay atracción al menos por parte de uno de ellos, y segundo que ese rielar del alma, ese estado de temblor que lo vuelve a uno medio pavo cuando está frente a la dama, es como imposible de curar si uno sigue cultivando una amistad que no es tal. Se equivoca el contador de su amigo: la nostalgia no apaga la llama del amor.” La cuestión es que decidí preguntar qué debe hacer entonces don Barros para poner coto a su situación. Entonces el viejo Acevedo, con 98 años a cuestas, sentenció: “yo que su amigo don Barros salgo a emborracharme a diario, y también hago una vida un tanto prostibularia, recorro garitos, me pierdo por un tiempo. Estoy seguro que en determinado momento ese rielar del alma desaparecerá y podrá encarar a Amanda desde la amistad. Es como dice el sabio tango: “primero hay que saber sufrir, después amar, después: partir, y al fin andar sin pensamientos”. Don Barros ya sabe lo que es sufrir, sabe lo que es amar. Ahora le toca partir y perderse”.
Piénselo don Barros, piénselo.
Funes

Barros Matos dijo...

¡Hay, Funes, amigo mío! No se imagina cuanto le agradezco sus ganas de ayudarme! ¿Sabe que sucede? Estoy en una edad, una etapa espiritual, un camino que decidí recorrer, instantes encaminados a encontrar esa paz, que solamente deviene de logros emparentados con una forma de entender la vida, y hacer de ellos un motivo valedero y único. Le confieso sin avergonzarme, soy un romántico incurable. Y más aún, no quiero curarme. Ese hilo espiritual, que definí como el suave rielar de una cuerda de violín, es el norte que sigo, y más le digo, me siento inmejorablemente bien con la decisión que tomé al seguir el consejo de mi amigo Maronini. Además, confieso, tengo el recuerdo de haberme emborrachado 2 veces. En ambas, vomité hasta deshidratarme y la resaca me duró una semana. Además, como dice el tango, “Te acuerdas hace justo un año, nos despedimos sin un llanto, ninguna escena ningún daño, simplemente fue un adiós inteligente de los dos” Y ese adiós al amor, es el principio inteligente de la amistad. Le agradezco a Ud. y sus amigos sus buenas intenciones.
BARROS MATOS

Pinecone Stew dijo...

Have a SUPER week !

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