lunes, 6 de junio de 2011

Excelso

Ilustración de Michael Parkes
(Del lat. excelsus).

1. adj. Muy elevado, alto, eminente.

2. adj. Dicho de una persona o de una cosa: De singular excelencia. Excelsa majestad. Ánimo excelso.

3. m. Dios.

ORTOGR. Escr. con may. inicial. EL Excelso.

Real Academia Española

Os dejo con el excelso gozo cotiano de la poesía

A CÓRDOBA
(1585)

¡Oh excelso muro, oh torres coronadas
de honor, de majestad, de gallardía!
¡Oh gran río, gran rey de Andalucía,
de arenas nobles, ya que no doradas!

¡Oh fértil llano, oh sierras levantadas,
que privilegia el cielo y dora el día!
¡Oh siempre glorïosa patria mía,
tanto por plumas cuanto por espadas!:

si entre aquellas rüinas y despojos
que enriquece Genil y Dauro baña
tu memoria no fue alimento mío,

nunca merezcan mis ausentes ojos
ver tu muro, tus torres y tu río,
tu llano y sierra, ioh patria, oh flor de España!

D. Luis de Góngora

2 comentarios:

BARROS MATOS dijo...

Si de bellezas hablamos, ¡Etelvina Remone! Aseguró en voz alta y con énfasis nuestro insigne historiador, Liberto Dinastía, llamando la atención de los contertulios que ocupaban las mesas cercanas. Demás está decir que el debate era sobre quien de nuestras damas conocidas, reunía las características indispensables para ser considerada realmente bella, y proponerla como representante del 4 DE COPAS para el concurso que auspiciaba una firma de desodorantes de baño en el club RIVERITO JUNIORS, nombre puesto en homenaje al arquero que en un infausto partido en 1963, murió al atajar un penal con la cabeza. Nos miramos entre todos, el nombre de esa señorita nos era desconocido, y el Gordo Vilchez preguntó si dicha dama era del barrio. Lo fue, lo fue, aseguró Dinastía. La más hermosa mujer que pisó nuestras veredas en su mocedad, acaecida entre 1923 y 1939. Nuestro sabio lingüista, Fructuoso Mancheritti, sarcástico, quiso saber si presentaríamos al concurso una foto de dicha dama, cosa seguramente no permitida, por más excelsa que fuera su belleza. Una foto no, contestó algo amoscado Dinastía, muy permeable a las ironías, si no a su sobrina nieta que, según mentas, habría heredado su belleza. ¿Y quien se encarga de buscarla? Preguntó Morocho Ramos. Propongo, dijo Dinastía, que nos distribuyamos el trabajo. Uno de nosotros se ocupa de la guía de teléfonos de la ciudad, otro que sepa de computadoras busca por Internet, yo que tengo datos de vecinos de Etelvina trataré de encontrarlos…lo interrumpió la negativa general, al unísono, como puestos de acuerdo. Finalmente, después de una ardua discusión y para conformar a Morocho Ramos aún sabiendo que íbamos a perder, nos decidimos por su novia, Mercedes Barriosanto, La gorda Merce, como era conocida en el barrio, que no tendría la probable excelsa belleza de la descendiente de Etelvina, pero portaba una agradable sonrisa, lindos ojos, era amable y simpática, acostumbraba a mandarnos con su novio unas empanadas deliciosas, y, razonaba Vilchez, teniendo lo suyo, si se prestaba a adelgazar unos cinco o seis kilos podría salir 2ª o 3ª princesa. Cosas Veredes, Sancho.
BARROS MATOS

Anónimo dijo...

No puedo justificar porqué. Pero “excelso” es una palabra que siempre imaginé usada por “cajetillas”. En el lunfardo, un casi dialecto usado en el Río de la Plata (principalmente en Buenos Aires y en los barrios portuarios de Montevideo), el “cajetilla” era el tipo fino, delicado, medio aristócrata. Los tipos que en México llaman “fresa”, o los que en los 80 y 90 eran llamados (también en el Río de la Plata) “chetos”.
La cosa que excelso me suena a palabra usada por la aristocracia, por los de varios apellidos y linaje lustroso aunque poco comprobable.
Es solo una apreciación subjetiva y repito, carente de todo sustento racional.
Pero el tipo común, el de la calle, el que se para en el kiosco de diarios a leer los titulares, el que comparte charlas interminables en los cafés de esquina con sus amigos, el vecino de barrios de casas bajas que riega el rosal y la madreselva del jardincito de la puerta vestido con su pantalón pijama, camiseta y pantuflas; todos ellos –se me hace- no utilizan la palabra “excelso”.
“Che, Filiberto, decime ¿qué te pareció María Laura, la muchacha que te presenté el otro día en el baile del club Sarandí Grande?” “Excelsa”. Mmmmm…. Dudo de este diálogo y sus verdaderas posibilidades de existir en la vida real.
“Señora Magdalena Ruiz Sánchez de Uriarte Gimenez y Lascano, ¿qué le pareció la sonata en do mayor para violín y quena escrita por el maestro Rigoberto de las Mercedes Malamorte?” “Excelsa”.
Ese diálogo me parece, tiene más color.
En fin

Funes

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