sábado, 25 de septiembre de 2010

Barullo

Ilustración de Néstor Taylor
(Del port. barulho, cf. lat. involūcrum).


1. m. coloq. Confusión, desorden, mezcla de gentes o cosas de varias clases.

Real Academia Española

Esta palabra era la más usada en los claustros escolares, el barullo de los escolares al salir al recreo, el barullo de los alumnos en una hora libre de clase. Era también la más usada en los barrios: el barullo de los chquilines jugando en la vereda. En las fiestas populares, el barullo de una banda malsonante. También era la más usada por mamá...el barullo que hay en el cuarto, en alusión al revoltijo de chiches de todo tipo, o el barullo de la tele puesta a todo volumen. Claro que el uso extensivo e intensivo que en nuestras tierras rioplatenses se hace de la palabra quilombo (que curiosamente me entero por la RAE que es de origen africano !) ha ido substituyendo el uso de barullo. Reinvidiquemos entonces la palabra barullo, al menos para equilibrar la balanza.
Sinónimos que pueden encontrar en el Arca: bochinche, batahola y baraúnda

1 comentarios:

Unknown dijo...

Acepto su propuesta de reivindicar la palabra “barullo”, no solo por su sonoridad, su inmediato reflejo a la “imagen” que la palabra contiene, sino también por el valor que tiene en nuestra historia como niños, porque, así como su madre, la mía también me fulminaba con un “che, Funes, qué barullo tenés en tu pieza, no se puede entrar”. Dos generaciones distanciadas en el tiempo (ud. Celeste perteneciente a las nuevas, jóvenes generaciones y yo de la “guardia vieja” digamos) imputados por nuestras madres de desordenados crónicos con la misma palabra “barullo”.
Ahora bien: déjeme defender un poco la devaluada palabra “quilombo”. En todo sentido es una palabra exquisita. Una palabra de un valor trascendente. En batahola me referí a ella y la defendí. Quilombo es palabra hermana –en todo sentido- de la LIBERTAD con mayúsculas. Palabra de origen africano, utilizada en portugués para bautizar así a los territorios libres en el Brasil colonizado por los portugueses con la esclavitud como sistema. El Quilombo” era el lugar, el territorio libre y democrático hacia donde escapaban y se refugiaban los esclavos en el Brasil colonial. Los que repudian la palabra “quilombo” medio que sin darse cuenta están repudiando otras palabras: república, libertad, democracia. Ahora bien: esos territorios “libres” en medio de la colonización y la esclavitud, eran verdaderamente libres, de allí que en los mismos privilegiaban la vida en libertad por sobre el “orden” al que medio despreciaban los que llegaban al “quilombo” porque venían precisamente de un “orden” impuesto por los colonizadores portugueses a latigazos y muerte. Entonces, allí los tipos eran libres… no acomodaban mucho las cosas, y sí se preocupaban mas por recuperar la vida… y el amor. Se asombran algunos respecto del “amor libre” de las épocas modernas… cómo se hubiesen escandalizado entonces de la libertad en los quilombos. Lamento no haber estado allí, al menos un tiempito.
El “quilombo” en Brasil fue desapareciendo cuando las libertades civiles se hicieron universales en ese país.
Y aquí derivamos en los actuales significados de la palabra “quilombo”. Se lo utiliza como sinónimo de gran barullo, de desorden desenfrenado. Y se lo usa también con un fin muy noble vinculado a un “territorio de libertad”: la casa de citas, en donde (como dije en batahola) los atorrantes, los poetas, los charlatanes, los divagantes, los nostálgicos, los jóvenes debutantes que abandonan la inocencia, los verseros, los chamuyeros y los artistas, concurrimos (debo incluirme) a buscar comprensión, el amor efímero de media hora pero desenfrenado, sin tapujos, libre y fatal, brindado con inocencia y entrega sin límites por las muy mal llamadas mujeres de la vida.
Funes

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