miércoles, 25 de julio de 2012

Daguerrotipo

Daguerrotipo
(De L. Daguerre, 1789-1851, pintor y físico francés, su inventor, y de tipo).

1. m. daguerrotipia.
2. m. Aparato que se empleaba en este arte.
3. m. Retrato o vista que se obtenía por los procedimientos de dicho arte.

daguerrotipia.

1. f. Arte de fijar en chapas metálicas, convenientemente preparadas, las imágenes recogidas con la cámara oscura.


Real Academia Española

El daguerrotipo, o "daguerreotipo", fue el primer procedimiento fotográfico anunciado y difundido oficialmente, en el año 1839. Fue desarrollado por Louis Daguerre a partir de las experiencias previas inéditas de Joseph-Nicéphore Niépce, y dado a conocer en París, en la Academia de Ciencias.
En el mismo año 1839 Francia regaló al mundo este procedimiento, que pudo usarse libremente y sin patentes. Muchos periódicos publicaron la noticia y el método a seguir, en todos los continentes. Las primeras demostraciones públicas, en varios países, tuvieron lugar en 1839 (España, Estados Unidos). O en 1840 (Brasil y Uruguay).
Los daguerrotipos se distinguen de otros procedimientos porque la imagen se forma sobre una placa de cobre plateado. Es decir, sólo es un daguerrotipo si el soporte es de ese tipo. En cambio, si el soporte es de hojalata sería un ferrotipo.
La imagen revelada está formada por partículas microscópicas de aleación de mercurio y plata. Y es que el revelado con vapores de mercurio produce una amalgama, en la cara plateada de la placa.
Los daguerrotipos convivieron pronto con otros procedimientos fotográficos, como el calotipo del británico Fox Talbot (que se difundió menos por tener una patente). Pero a mediados de la década de los 50, se impuso el procedimiento de los negativos de vidrio al colodión húmedo.
En España se realizaron daguerrotipos entre 1839 y 1860 (como máximo). Sin embargo, en Estados Unidos tuvo más larga vida.
En España se conservan muy pocas vistas al daguerrotipo. Se conocen dos vistas de Mahón (Menorca); una vista de la catedral de Málaga; ocho vistas de las obras de la carretera de Madrid a Valencia, con presos trabajando encadenados; una vista de Barcelona y dos de Madrid. En cambio, los retratos al daguerrotipo son más numerosos.

La primera revista fotográfica del mundo fue fundada en Nueva York en 1850 ( The Daguerreian Journal). La gran popularidad del retrato forzó en cierta manera la aparición de los "estudios fotográficos". En aquella época en la que aún no existía la luz eléctrica en las ciudades, los estudios fotográficos eran grandes naves de armazón metálico donde las cúpulas de cristal hacían que éstas estuvieran dotadas de luz natural. Además, es de mencionar la decoración de estos estudios, donde lo primordial era hacer cómoda la larga exposición a la que era sometido el modelo. Un buen ejemplo de esta decoración era el estudio de Luther Holman Holle en Boston, donde no faltaba un piano, una caja de música, jaulas de pájaros, largas cortinas, esculturas, pinturas, estampas, etc, que ayudaban, además de lo anteriormente mencionado, a apaciguar los nervios y a la obtención de una buena foto. En cierto tiempo fueron de uso aparatos y artilugios que, en forma de percheros, aguantaban las cabezas y ponían la espalda recta, de manera que el modelo no pudiera moverse, esto fue muy caricaturizado en la época.  

Extraído del blog de Victor GomezLluvia artificial

martes, 24 de julio de 2012

Zafio

Autor desconocido. Nombre de la ilustración: Pet avengers
(Quizá del ár. hisp. falláḥ ṣáfi, labrador mero).

1. adj. Grosero o tosco en sus modales o falto de tacto en su comportamiento. "Modales zafios"
2. adj. Perú. desalmado.

Real Academia Española

Se aplica a la persona que tiene malos modos, es tosca o se comporta con poco tacto.
Otros sinónimos de la palabra zafio son: cafre, patán, pastrano, palurdo, gaznápiro, inculto, , ordinario, maleducado, cateto, chabacano, rudo, vulgar, burdo.
 
Antónimos: culto, fino, educado
 
Sale luego a echar plantas a la plaza
un jaque presumido de ligero;
zafio, torpe, soez, y con más traza
de mozo de cordel que de torero...

viernes, 20 de julio de 2012

Remolón / Remorar

Ilustración de Snoopy

(De muela).

1. m. Colmillo de la mandíbula superior del jabalí.
2. m. Cada una de las puntas con que termina la corona de las muelas de las caballerías.

diente remolón

remolón, na.
(De remorar).

1. adj. Que intenta evitar el trabajo o la realización de algo. U. t. c. s.

remorar.
(Del lat. remorāri).

1. tr. ant. retardar.

jueves, 19 de julio de 2012

Inopia

Ilustración de Diógenes de Sinope
(Del lat. inopĭa).

1. f. p. us. Indigencia, pobreza, escasez.

estar en la ~.

1. loc. verb. coloq. Ignorar algo que otros conocen, no haberse enterado de ello.

Real Academia Española

Para ilustrarlo recordemos la historia de Diógenes de Sinope, el filósofo que vivió en la inopia.
Tras la muerte de Sócrates (399 a. C.), sus discípulos se dispersaron y originaron numerosas escuelas filosóficas.
Una de esas escuelas fue la Escuela Cínica, fundada por Antístenes (aproximadamente 445-365 a Xto.) y a la que perteneció el filósofo Diógenes de Sinope, también conocido como Diógenes, el del tonel.
Una de sus más famosas anécdotas es aquella en la que estaba Diógenes cenando lentejas cuando le vio el filósofo Aristipo, que vivía confortablemente a base de adular al rey.
Aristipo le dijo:
 
— "Si aprendieras a ser sumiso al rey, no tendrías que comer esa basura de lentejas."
A lo que replicó Diógenes:
— "Si hubieras tú aprendido a comer lentejas, no tendrías que adular al rey."


martes, 17 de julio de 2012

Sicofanta / Sicofante

Del lat. sycophanta, y este del gr. συκοφάντης).

1. m. Impostor, calumniador.

Real Academia Española

En la Antigua Atenas un sicofante o sicofanta (en griego συκοφάντης sykophantes) era un denunciante profesional. Generalmente cobraba del interesado en denunciar, que no deseaba hacerlo por sí mismo. Eran conocidos y temidos por las personas honradas que siempre podían verse envueltas en una denuncia falsa.
El Diccionario de la Real Academia Española registra los dos vocablos «sicofante» y «sicofanta» (ambos como sustantivo masculino). Aunque prefiere la forma «sicofanta»
La palabra viene de sykon, higo, y de phainô, descubrir. Literalmente delator del que exporta higos de contrabando.
Por extensión, el término sicofante/a designa a un individuo bajo y despreciable, que busca obtener una posición o estatus personal mediante adulación hacia otras personas que comúnmente disponen ya de ciertas influencias y estatus social o tribal. El teatro de Aristófanes muestra un buen número de estas figuras.

Para quienes gusten de leer un poco más de la historia, les cuento:
Una hipótesis es que estos delatores cogían a los exportadores de higos fuera del Ática (la exportación era entonces ilegal debido a que el terreno pedregoso era muy estéril, lo cual constituye una de las principales razones por las que Atenas buscaba suministros a través de la navegación y el establecimiento de colonias en ultramar). A pesar de las fuertes multas que recaían sobre los falsos delatores, los sicofantas llevaban a menudo carreras bastante lucrativas. 
Como quiera que en Atenas no existía institución alguna análoga al Ministerio fiscal de los tiempos modernos, era un deber de todos y cada uno de los ciudadanos denunciar los crímenes o delitos que llegaban a su conocimiento. El papel de acusador no tenía nada de odioso, y los más conspicuos ciudadanos de Atenas no tuvieron jamás empacho en desempeñarlo en aras del bien y la seguridad públicos, que estriban en el cumplimiento de la ley y en la moral y buenas costumbres. Sin embargo, este procedimiento dio origen a variedad de abusos: hombres malvados o simplemente indiscretos y pendencieros, incitados del deseo de perjudicar o por el espíritu de intriga, formulaban acusaciones, arbitrarias en general, contra los ciudadanos de mayor relieve, cuya tranquilidad se perturbaba sin ventaja ninguna para la cosa pública. Otros se aprovechaban del derecho que la ley concedía a todo hombre libre, para sonsacar dinero a aquellos a quienes podían amenazar con una denuncia. A los tales se designó, ya desde el siglo V a. de J. C., con el odioso nombre de sicofantas, comprendiéndose en este concepto a todos aquellos que hacían denuncias a la ligera, sin motivo o por motivos infundados o también con vistas a una ganancia ilegal.

Las víctimas obligadas de los sicofantas eran los ricos, los cuales, como dice Isócrates (Adv. Euthym., 5) vivían en Atenas bajo un régimen de sospecha. En vano la mayor parte de ellos se abstenían sistemáticamente de toda participación en la política, ni tampoco les servía de nada llevar una conducta irreprochable ni tener el bolsillo constantemente abierto para los pedigüeños. Por poco que se conociese a alguno de ellos como hombre tímido, enemigo de escándalo o incapaz de defenderse con su propia elocuencia, esto mismo le hacía presa de los sicofantas. En estos casos se daba por bien pagado transigiendo en perjuicio suyo, pues estaba seguro de que no ganaría el pleito en los tribunales. «Los tribunales, decía Isócrates (Adv. Callimacum, 9) hablando por boca de un cliente, no fallan siempre según había derecho a esperar; el azar más bien que la justicia es lo que regula sus decisiones. Vale más, con unos cuantos dracmas, librarse de una grave acusación que exponerse a los perjuicios que de ella pueden sobrevenir.»
La plaga de los sicofantas no fue especial de Atenas pues era un mal endémico de todas las democracias griegas.


Bibliografía: S. Reinach, «Les sycophantes et les mystères de la figue», en Cultes, mythes et religions (París 1913) y en Revue des Études Grecques (tomo XIX, 1907); Girard, «Quelques reflexions sur le sens du mot sycophante», en Revue des Études Grecques (tomo XX).  




Gracias a Demiurgo de Hurlingham por esta palabra totalmente olvidada !!!

viernes, 6 de julio de 2012

Pueril / Puericia

Ilustración de Kelly Vivanco
(Del lat. puerīlis).

1. adj. Perteneciente o relativo al niño o a la puericia.
2. adj. Propio de un niño o que parece de un niño.
3. adj. Fútil, trivial, infundado.


puericia.
(Del lat. pueritĭa).

1. f. Edad del hombre que media entre la infancia y la adolescencia, esto es, desde los siete años hasta los catorce.

Real Academia Española
 Mar adentro


Mar adentro, mar adentro,
y en la ingravidez del fondo
donde se cumplen los sueños,
se juntan dos voluntades
para cumplir un deseo.

Un beso enciende la vida
con un relámpago y un trueno,
y en una metamorfosis
mi cuerpo no es ya mi cuerpo;
es como penetrar al centro del universo:

El abrazo más pueril,
y el más puro de los besos,
hasta vernos reducidos
en un único deseo:

Tu mirada y mi mirada
como un eco repitiendo, sin palabras:
más adentro, más adentro,
hasta el más allá del todo
por la sangre y por los huesos.

Pero me despierto siempre
y siempre quiero estar muerto
para seguir con mi boca
enredada en tus cabellos.

Ramón Sanpedro

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