(Del gr. κάθαρσις, purga, purificación).
1. f. Entre los antiguos griegos, purificación ritual de personas o cosas afectadas de alguna impureza.
2. f. Efecto que causa la tragedia en el espectador al suscitar y purificar la compasión, el temor u horror y otras emociones.
3. f. Purificación, liberación o transformación interior suscitados por una experiencia vital profunda.
4. f. Eliminación de recuerdos que perturban la conciencia o el equilibrio nervioso.
5. f. Biol. Expulsión espontánea o provocada de sustancias nocivas al organismo.
Real Academia Española
Esta
palabra tiene una profunda significación. Nos fue sugerida por
Letraparte, que me mandó ideas para estos días cuando más lo necesitaba.
Gracias !
Es
una bella palabra que, tomada de la medicina, la puso en circulación
Aristóteles en su Poética con el significado ético-estético que
actualmente tiene. El principio aristotélico de la catarsis viene a
decir que la tragedia (la representación teatral) es muy útil porque los
espectadores ven proyectadas en los actores sus bajas pasiones y sobre
todo porque asisten al castigo que éstas merecen; de esta manera se
produce en ellos un efecto purificador. Los espectadores mediante la
contemplación de la tragedia y mediante su participación anímica en la
misma, someten su espíritu a profundas conmociones que sirven para
purgarlo. Al involucrarse en la trama, la audiencia puede experimentar
dichas pasiones junto con los personajes, pero sin temor a sufrir sus
verdaderos efectos. De modo que, después de presenciar la obra teatral,
se entenderá mejor a sí mismo, y no repetirá la cadena de decisiones que
llevaron a los personajes a su fatídico final. Los espectadores se
sentirán limpios y elevados, con una alta comprensión de los caminos de
los hombres y de los dioses.
Cuando hablamos de tragedia griega es imposible no recordar Edipo Rey.
Catarsis (del griego κάθαρσις kátharsis, purificación) es, entonces, purificación emocional, corporal, mental y religiosa.
Catarsis
en tanto concepto psicoanalítico fue el método terapéutico utilizado
por Freud hasta su sustitución por el método de la asociación libre.
El psicoanálisis a través de la praxis de Freud y Breuer, retoma este
término y desarrolla la noción de método catártico como la
expresión o remembranza de una emoción o recuerdo reprimido durante el
tratamiento, lo que generaría un "desbloqueo" súbito de dicha emoción o
recuerdo con efectos de sanación sobre la persona.
Y me detengo aquí porque de esta palabra se pueden escribir libros enteros !!!
4 comentarios:
En las múltiples pero asociadas definiciones de esta palabra, encontramos todas aquellas que provienen desde las tragedias griegas hasta su asimilación a la medicina, cuando se la inserta en la liberación de toxinas del organismo. Pero el uso habitual, su sonoridad incluso, CATARSIS, tiene algo de dolor espiritual, de expresar por fin un hartazgo que nos llena de una mezcla de rabia e impotencia, y es cuando sacamos de nuestro interior más oculto, del fondo mismo donde hemos escondido temores y vergüenzas, todo es veneno que acumulamos sin poder expresarlo en palabras, un veneno que nos intoxicó el alma, víctima real o ficticia de una continuidad de agresiones verbales que debimos absorber escondiendo las lágrimas, aceptando esa presunta o real ofensa y burla a cada uno de nuestros actos o nuestra palabras. Y un día, un afortunado o aciago día, según el momento elegido, la realidad percibida de los hechos que nos hieren, la verdad de dicha agresión o la fantasía creada por nuestra impotencia de entender la raíz del reproche, dejamos salir las respuestas agrias que en nuestra lengua sentimos dulces, porque por fin cortamos con la espada de nuestras respuestas, una a una y a borbotones, todas las ofensas, las discriminaciones, las humillaciones y la vergüenza soportada durante ese tiempo en que por las noches, en la soledad cómplice del silencio y la almohada, lloramos nuestra incapacidad cobarde de resolver de una vez por todas una situación insostenible. Esta es la CATÁRSIS que une en una sola acción la purificación ritual del alma y la liberación orgánica de un tóxico ingerido en contra de nuestra voluntad. Esa es la catarsis que yo encuentro en la vida diaria, buscada y rara vez expresada, por tantas víctimas del abuso del poder, del acoso inmoral, casi sádico, del hacer valer por el más fuerte su condición ante el más débil. Esa necesidad de catarsis está creciendo en el alma de mucha más gente de la que imaginamos, en este mundo moderno, cruel e insensato.
BARROS MATOS
Barros Matos...siempre bienvenido...pero difícil es agregar algo a esta catarsis en palabras, sin adentrarnos en los temas del alma humana...y de eso tendríamos tantos cafés de por medio !!.
La tragedia del hombre es, sin duda, inagotable. Tan contemporánea a los griegos como lo es hoy para nosotros, en este mundo "moderno, cruel e insensato", como Ud. dice. Pero el alma es como un fósforo encendido en una habitación oscura. Y hace su trabajo.
Podría hablar horas...
Mis saludos luminosos somo el sol.
Qué interesante explicación ha dado la editora sobre este término. Y muy bueno también el aporte del amigo Barros Matos. Pero a partir de una historia que he leído hace muy poco, comenzó mi mente a divagar sobre el uso cotidiano que le damos a catarsis. El otro día, sin ir más lejos, un amigo al que le decimos “el colorado” y que se destaca por su metro noventa de altura y sus 145 kg. de peso, nos contó que mantuvo una discusión con un taxista quién lo insultó duramente. “La presión se me subió a 200 pero la normalicé inmediatamente en cinco segundos: le calcé unas cuantas trompadas”. Lo miramos sorprendido al colorado, pero nos dijo enseguida: “y… alguna catarsis tenía que hacer para evitar el infarto”.
Catarsis entonces en diferentes sentidos conforme el común de la gente lo usa. Pero no es esa la historia que iba a contar: sino la de un ciudadano de un país de América Latina a quien le secuestraron su hijo adolescente y lo ultimaron. En una conferencia de prensa, el funcionario de turno, en este caso un Ministro con falsa cara de compungido y acompañado por el jefe de la policía, ante muchos periodistas acudió al lugar común de la verborragia burocrática: “investigaremos hasta las últimas consecuencias” “el crimen no quedará impune”, “la justicia caerá con todo el peso de la ley sobre los criminales” y vaguedades por el estilo. Presente en el lugar, con su paso vencido, su alma en llamas y sus ojos secos de tanto llorar, el padre de la víctima, mezclado entre los periodistas tomó la palabra y le dijo: “mi dolor inmenso no me impide pensar señor Ministro. No le pago su sueldo suculento ni los coches y choferes que lo llevan y lo traen a usted y a su corrupta policía, cómplice seguro por acción y por omisión de la muerte de mi hijo, no les pago el sueldo para que diga semejantes tonterías acordes a su acostumbrada manera de “salir del paso”. Y sepa señor Ministro: si no lo mato de un certero balazo en este momento no es por mis creencias religiosas ni para no ofender la memoria de mi hijito; es solo porque tengo pena por usted, que no dude, presta un gran servicio. No al pueblo que le paga, pero si un gran servicio a las mafias que nos asesinan”. Ante el descomunal silencio en la sala, el Ministro solo atinó a “degradar” al dolido padre: “déjenlo… está haciendo catarsis”.
En fin
Funes
Hola me gustaria saber de quien es la imagen. Gracias
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