jueves, 28 de octubre de 2010

Libar

(Del lat. libāre).

1. tr. Chupar suavemente el jugo de una cosa. Se dice especialmente de las abejas. U. t. c. intr.
2. tr. Hacer la libación para el sacrificio.
3. tr. Hacer sacrificios u ofrendas a la divinidad.
4. tr. Probar o gustar un licor.

Real Academia Española

Las abejas son atraídas por las flores por ser su fuente de alimento, pero también intervienen aspectos como la forma, color y aroma. De hecho, lo que antes perciben, en la distancia, es el color y, si éste es lo suficientemente atractivo para que se acerquen, entran en juego la forma y el aroma. En líneas generales, puede decirse que el tipo de flores que liban preferentemente son de colores vivos, particularmente de tonos amarillos y azules, con aromas frescos y que producen néctar en cantidades moderadas. En cuanto a la forma, frecuentemente son flores provistas de una plataforma sobre la que el insecto se posa para libar el néctar. Con frecuencia la corola de estas flores tiene unas marcas que dirigen al insecto hacia el néctar.
El néctar se produce en glándulas llamadas nectarios, que se sitúan en el interior de las flores, generalmente; a veces son estambres transformados. Así, para libar el néctar, la abeja debe avanzar un trayecto más o menos largo e invertir un cierto tiempo, durante los cuales la cabeza y el dorso, a veces todo el cuerpo, tocan distintas partes de la flor, entre ellas los estambres, impregnándose de polen. Cuando la misma abeja visite la próxima flor, depositará estos granos de polen sobre la parte femenina o estigma, dejándolos en la situación adecuada para llevar a cabo la reproducción de las plantas. De esta forma, se cierra el círculo de beneficio mutuo mediante el cual las abejas extraen el néctar de las flores ayudando a su reproducción.

Isabel Mateu, Dept. de Botánica de la Universitat de València

4 comentarios:

Unknown dijo...

Y liban también las mariposas.
Extienden desenrollando su “lengua” (espiritrompa) y se acercan al néctar y se alimentan. Y conforman un espectáculo tan imponente que los seres humanos en nuestra extraña y apresurada existencia nos cuesta identificar. Generalmente nuestras vidas pasan indiferentes a las mariposas libando sobre sus flores. Pero no a todos. No a Manuel Rivas que escribió 3 cuentos preciosos que dieron finalmente origen a la película “la lengua de las mariposas” (que es el título de uno de los cuentos). Recomiendo con fervor esta película. Es la vida misma que transcurre en un pueblo de España allá por la década del 30, el auge del falangismo, del facismo y del nazismo; y Don Gregorio (interpretado ma-gis-tral-men-te por Fernando Fernán Gomez) un maestro republicano ya viejo que le enseña a sus alumnos, en particular a Moncho, (un niño que es dulzura y emoción en estado puro), sobre la vida, las mariposas y la ternura misma.
No dejen de verla. También liban las mariposas, y entonces, si nos lo proponemos, puede ser mágico el mundo.
Funes

Celestacha dijo...

Funes, estamos en línea ( en todos los sentidos ! ). Es valiosísima tu aclaración ! cómo se me pasó aclararlo...para eso tengo un co-editor, no?
La película es magistral. Enseña, conecta, nos hace pensar, nos emociona hasta el pellejo. La vi muchas veces, la hago ver a otros y está entre mis preferidas.
Un saludo !

Barros Matos dijo...

Podemos extender, sin culpa, el significado de LIBAR. En principio, se refiere al paladar o a la lengua, el gustar el sabor de un elixir, un néctar. Y creo que podemos también, libar, gustar, el sabor de momentos que nos regala la vida. Digamos, una licencia poética. Lo gustamos con todos los sentidos, abrimos hasta el alma para que entren en ella momentos o instancias que no buscamos, pero encontramos al andar. Personalmente, me place aprovechar las horas libres para transitar sin plan fijo, adonde mis pasos me lleven. Yo sé que en distintos lugares, me esperan los recuerdos. No los busco, repito, los encuentro. Y es una sensación de placer que gusto con la vista, el oído, el tacto o el olfato. Ese árbol al cual cercó la vereda, alguna vez estuvo rodeado de tierra, lejos de las baldosas, y en esa porción libre de barrio los pibes jugamos a las bolitas. Me veo arrodillado, la campeona en el hueco del dedo índice y el pulgar detrás, dispuesto a gatillar. O ese aroma que escapa por la ventana de una casa antigua, es el recuerdo que me esperaba de la casa de los abuelos. Hasta alcanzo a sentir el gusto del pan que amasaba la abuela Ana. Podría extenderme mucho más, esa chapita de gaseosa achatada, solitaria en la vereda, me esperaba con la añoranza del cara o seca de los recreos. Libar de la vida misma, todo lo que la vida nos fue dando por el solo, simple hecho, de andar viviendo, y de vez en cuando, nostálgicamente, salir al reencuentro...

ana maria ibañez longhi dijo...

POR FAVOR ,, EL COMENTARIO QUE VOY HACER , NO ES DE MI ESTILO PERO TENGO UNA GRAN DUDA Y SI ALGUIEN CONOCE EL TEMA QUE ME LO EXPLIQUE. O ES UN SÁDICO EL QUE ME LO COMENTO , QUEDAMOS TRAUMADOS , SIN DEJAR DE DECIR LA MIEL NO DEJA DE SER MUY RICA A PESAR DE QUE ES EL VOMITO DE LAS ABEJAS. UN ABRAZO.

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