viernes, 13 de enero de 2012

Desopilante / Desopilar

Ilustración de Henriette Sauvan
(Del ant. part. act. de desopilar).

1. adj. Festivo, divertido, que produce mucha risa.

Desopilar
(De des- y opilar).

1. tr. Curar la opilación. U. t. c. prnl.

Esta palabra me ha sorprendido..."curar la opilación " ? y qué se supone que es la opilación ?? pues es la obstrucción en las vías del cuerpo. Claro que también pueden ser las vías emocionales de nuestro ser, como cuando hemos sufrido por amor y el corazón queda pachucho...entonces algo desopilante viene a desatascar esas vías mediante la risa y su capacidad sanadora.

8 comentarios:

prestitti on line dijo...

Gracias por este post, de verdad interesante. Descubrir palabras que no habìa oìdo nunca me parece una forma estupenda de enriquecer nuestra cultura, ademàs me ha llamado mucho la atenciòn la imagen, creo que son los trotamusicos, no? los he visto durante muchos anos cuando era pequena.
Sara M.

prestiti on line dijo...

me he equivocado en el comentario anterior, he escrito mal mi username. Lo siento.
Sara M.

BARROS MATOS dijo...

Basilio Caminos nos acompañó en la mesa del 4 DE COPAS una sola vez, hace unos cuantos años, no recuerdo quien lo presentó, pero dejó su impronta para que no lo olvide. Tipo desopilante, tenía una costumbre muy particular. Cuando contaba algo, elegía los versos de los miles de tangos que guardaba en la memoria, usaba su letra como metáforas y se ayudaba con ellas para organizar su relato. Recuerdo cuando nos contó el caso de Pierino Larraga, otro loco lindo, el hombre que recordaba cosas que no le habían sucedido. Pierino, nos contó Basilio, “nació en un barrio de malvón y luna”, “y lo acunó la poesía de un concierto de cuchillos” De familia pobre, se paraba ante las vidrieras de las jugueterías, “la ñata contra el vidrio” suspirando por ese triciclo de tres colores. De adolescente, se enamoró de Laura, que “era la piba mimada de la calle Petirí”. Su timidez le impedía declararle sus sentimientos, y cuando por fin se animó, ella le habló de sus deseos de “ir al centro a triunfar y olvidar el percal”. Pierino quiso juntar plata para acompañarla, y en su inconciencia “largó el laburo y se metió en la huella” Pero para la mina el había sido “un pasaje de su vida y nada más”. Desolado,”trasnochando, como todo calavera” la esperaba en la puerta del cabaret, avergonzado, rogando “que nadie se entere que he vuelto a buscarla”. Al final, “olvidando en los boliches los anhelos de su vieja” y perdido entre vapores del alcohol, creía “escuchar su risa loca” y a esa ilusión le pedía “dame un beso grande, de esos que das vos”. Su cerebro finalmente sucumbió por tantas trasnochadas y borracheras. Y Pierino Larraga “murió haciendo señas y nadie lo entendió”. Después de contarnos esta historia, Basilio Caminos se levantó, se despidió, y se fue. No volvió más. Y quizá en su afán de poetizar en tango el relato, nos dejó sin saber como era eso de que Pierino Larraga recordaba cosas que nunca habían sucedido.
BARROS MATOS

Viejex dijo...

En verdad que me sorprendió eso de curar la opilación que implica "desopilante". Y uno que la dice tan graciosamente...

Celestacha dijo...

Barros Matos, su relato es hermoso... no...her mo sí si mo !!!
Gracias por la capacidad creadora.

Viejex, tantas veces bienvenido !! qué alegría su presencia.

Viejex dijo...

Es que soy como Pichuco.
"Alguien dijo una vez
que yo me fui de mi barrio.
Cuándo?... Cuándo?...
si siempre estoy llegando"

Anónimo dijo...

Muy bueno el relato estimado Barros. Aparte, bien tanguero. Lo festeja Viejex, gran veterano de la “guardia vieja”.
Ahora bien: muy interesante el tipo que recordaba cosas que nunca le pasaron. Pienso que eso es algo que puede suceder a dos tipos de personas: a los mentirosos y a los enamorados incurables, esos tipos que se enamoran perdidamente siempre de la mujer equivocada. De este último caso puedo dar fe.
Los mentirosos por lo pronto, viven recordando y contando cosas que no pasaron, que son verdaderas mentiras, engaños maliciosos. Resulta que los tipos narran una realidad historica que no es más que un relato de una sustantividad que nunca existió. Y lo hacen persiguiendo un beneficio, generalmente, timar a un infeliz o un incauto.
En cambio, los que nos enamoramos de la mujer equivocada, no tenemos maldad. Y como ese amor es infinito y fatal, nuestro pasado con la dama que ni siquiera nos mira, y ni les importamos, (pasado que no existe) hace que vivamos un permanente “…si me hubiese…”.
Y al final, vivimos con ese pasado a cuestas, que se retroalimenta cada vez que la vemos. Doy un ejemplo: me enamoré de una mujer con la que comí fideos moñito con crema y abundante queso y tomamos vino tinto en la ladera de una montaña de Mendoza en invierno, en un bodegón que tenía un fuego hermoso prendido y el sol iluminaba para nosotros los picos más lejano ya con nieve.
Viví esa situación en mi mente, en mi pasado cientos de veces.
Nunca la viví realmente.
Pienso que lo que separa en este caso la locura irremediable de un estado de mínima racionalidad es que todavía me doy cuenta que lo que “siento” profundo que pasó, nunca pasó
Mi amigo Acevedo, de 99 años, dueño de la principal librería de viejo de Argentina “papeles de oriente”, y que es el decano en eso de andar enamorándose de la mujer equivocada, me dijo: “ojo Funes, ojo… usted está mínimamente cuerdo porque no la besó. Si la besa y ella no lo ama, nunca más podrá diferenciar su pasado real con el de sus recuerdos no vividos con ella…cuídese Funes… no la bese!!!!!”
En fin

Funes

Anónimo dijo...

Muy buena la pintura que decora la entrada, que por cierto no es desopilante.Estamos ante una ilustracion de una fabula alemana conocida como los musicantes de Bremen, a la sason estos 4 animales, que salvan a la ciudad de un voraz incendio.

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