viernes, 27 de enero de 2012

Venusta

Ilustración de Michael Parkes
(Del lat. venustus, de Venus).

1. adj. Hermosa y agraciada.

Real Academia Española

Se iluminó la estancia de una venusta gracia
cuando acerqué a tu boca la mía temblorosa,
mientras por tierra y cielo relampagueó mi audacia
cortándole a la vida su más intacta rosa.
El beso, Flavio Herrera, Guatemala, 1895 / fragmento

Venusta es un término que está referido a la diosa Venus y por extensión a todo lo que ella simboliza. Un sinónimo de venusta es venusina, y ambos términos se aplican en su forma femenina y masculina. Aparece ya utilizado desde la Antigüedad latina y a lo largo de la Edad Media, aplicado a la belleza de las personas y a su aspecto atractivo, que confiere una gracia y un encanto especial a quien lo posee.
Es un cultismo, una palabra distinguida, profundamente literaria. Ahora bien, a pesar de ser un término de larga tradición, su uso no es muy frecuente -apenas en poesía augústea, por ejemplo-, para definir la belleza física, la hermosura del cuerpo o del rostro. Sí aparece, en cambio, profusamente en los textos de oratoria y retórica para definir la expresión del rostro o del gesto que debe tener el orador en la declamación, Estas cualidades pasan a aplicarse, lógicamente, no sólo al orador, sino a su propio discurso: es la elegancia del estilo.
Estos valores son los mismos que recogen los autores cristianos, desde Agustín a Boecio. En ellos la uenustas va relacionada tanto con el encanto y belleza personal, como con la elegancia del estilo y la expresión, con la pronunciación o el sonido de la declamación.
Pero uenustas será también el término que defina de forma más clara la belleza - el encanto, la gracia- que toda obra arquitectónica debe tener. Cualquier edificio debe provocar esa sensación agradable ante el espectador. Será una parte consustancial del arte de la arquitectura.
Ninguna obra de arte debe estar exenta de uenustas. Aunque las concepciones estéticas puedan evolucionar, aunque los medios para conseguir ese encanto cambien, siempre permanece inmutable esa necesidad de mantener la uenustas, de que los edificios guarden ese equilibrio entre su función y su forma, o mejor aún, entre aquella y la impresión que produce en el espectador.
La formulación teórica de la belleza, en un sentido amplio, genérico, pero aplicada, no a cualquier obra, al arte, a un cuerpo, forma, etc., sino a la construcción de edificios, esto es: la uenustas en la arquitectura, arranca de Vitruvio, de su tratado De Architectura (que recoge sin duda los tratados griegos). La arquitectura como ciencia de la Antigüedad debe realizarse con arreglo a tres criterios, a tenor de la exposición de Vitruvio : firmitas, utilitas y uenustas, es decir, solidez, utilidad y belleza. 
Esta última se consigue cuando el aspecto de la obra es agradable y elegante en su conjunto y cuando la proporción de sus partes o elementos posee los cálculos justos de la simetría. Es pues un equilibrio y coherencia entre el aspecto y la proporción.

2 comentarios:

Robín dijo...

Ya que veo que te gusta Millás; que es gallego, como casi todos nosotros por aquí, te mando este microrelato que escribí el otro día, inspirado además por otra argentina que vive en LA, allá arriba.




Pues yo, en vez de dejarme vencer por lo negativo, que haberlo haylo, como dicen los gallegos, por estos lares; trato de positivar. Un ejemplo: estaba yo leyendo a Neruda; eso que decía que podía escribir los versos más tristes (o bellos; no me acuerdo) y fui y los escribí; y con ellos conquisté a mi amada amante con la que soy feliz y vivo amando; y entonces sonó el despertador.

BARROS MATOS dijo...

AÑORANZA

Era abril y la tarde caía
Dejando olvidado el sol en tu pelo,
Y en tu venusta sonrisa, soñaba yo
Besos futuros que nunca lo fueron.

Era aquel abril de estudiante soñando,
Mirando en tus ojos que no me miraron,
La ilusión de un tiempo hermoso y cercano
Que nos acercara, tu mano en mi mano.

Sabía que nunca, hermosa y distante,
Sería yo el príncipe de tu fantasía,
Te veía alada, gaviota del tiempo,
Sobre un mar lejano donde yo no estaba.

Pasaron abriles, años de estudiante,
Llegaron los fríos de varios inviernos.
Y hoy, en la nostalgia de viejos recuerdos
Estás como entonces, poblando mis sueños.

Nunca fuiste mía, nunca yo fui tuyo,
Tú nunca supiste de ese amor callado,
Vaga tu recuerdo detrás de mis pasos
Como sombra antigua de tantos desvelos.

Hoy ruego el olvido, total, absoluto,
De ese abril dejando el sol en tu pelo,
Y vivir, quien sabe, un amor sereno
Antes de que llegue el último invierno.
BARROS MATOS

Quizá también te interese

Related Posts with Thumbnails