lunes, 17 de enero de 2011

Peripecia

Ilustración de Andrey Gordeevo
(Del gr. περιπέτεια).

1. f. En el drama o en cualquier otra composición análoga, mudanza repentina de situación debida a un accidente imprevisto que cambia el estado de las cosas.

2. f. Accidente de esta misma clase en la vida real.

Real Academia Española

En las tragedias, la peripecia supone el punto en el que la trama toma el cáriz propiamente trágico, es decir, el punto de inflexión en el que la suerte del héroe protagonista se trunca y comienzan las desgracias que le llevarán inevitablemente a un final desdichado. 
Contame alguna peripecia de tu vida.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Lindo Blog :)y linda idea,¡me encanta!fiel seguidora desde hoy.

saludos,mile.

Barros Matos dijo...

Mi tío abuelo Enarco Barros, hermano menor de mi abuelo paterno, era en muchos aspectos totalmente diferente a la familia. Los Barros somos de medir 1,80 mínimo, trabajadores, medianamente serios, ni feos ni lindos, término medio, y muy responsables. Enamoradizos pero con límites. Enarco, a los 30 años había alcanzado su estatura máxima de 1,76.- se ganaba la vida vendiendo a domicilio 2 o 3 tarde por semana toda novedad en adminículos domésticos. Pintón y muy simpático, impecable traje y corbata, zapatos de charol con doble taco, sonrisa de actor de cine, no le costaba entrar en confianza con las amas de casa para venderles el producto, y no era raro que, con su pinta y su charla impregnada de romanticismo, cautivara a la fémina y… Precisamente esta cualidad que mis primos y yo admirábamos y nuestro abuelo y padres reprochaban, fue la causante de las peripecias que le cambiaron la vida. Escuchando detrás de las puertas, nos enteramos que un marido había regresado antes de lo previsto, y mientras cargaba la escopeta Enarco huyó por la ventana en ropa interior y descalzo. Cuando el hombre, arma en mano, llegó a su casa, Enarco ya se había vestido y comenzado una gira en defensa de la vida por casas de varios amigotes.
BARROS MATOS ---CONTINÚA

Barros Matos dijo...

Ayudado por ellos, escapó a Buenos Aires y en un bar del puerto festejó la exitosa fuga tomando más de la cuenta. Cuando abrió los ojos horas después, se encontró en un barco de carga, donde le mostraron los papeles que demostraban que se había empleado como ayudante de cocina. Días después bajó a tierra en Brasil, donde conoció a un argentino que lo convenció que lo acompañe a una gira de ventas por el norte, para luego volver con plata a nuestro país. Sus peripecias no terminaron aquí. Recorriendo los pueblos de las sierras gaúchas, los detuvo la policía por contrabando. Consiguió después de un mes demostrar su inocencia, y quedó en libertad, a las puertas de las selvas Amazónicas y sin plata. Se empleó como obrero para ir con un equipo de trabajadores a Iquitos, era la época de oro del caucho, y durante 18 meses picó árboles juntando el precioso líquido. Tuvo que ver con una india Jíbaro, la tribu más numerosa de la zona, y salvó su cabeza casándose con ella. En una batalla que se libró entre aborígenes y taladores Peruanos, escapó escondido en un camión que lo llevó a Perú. Trabajó en distintos pueblos y diferentes oficios hasta llegar a Lima, adonde mi abuelo le giró el dinero para volver a nuestro país. Su peripecia duró 3 largos años.
BARROS MATOS

Celestacha dijo...

Gracias Mile, espero encontrarte seguido por este rincón.
Saludos !!

Unknown dijo...

Todavía estoy varado en Uruguay. El destino quiso en que Avda. 18 de Julio vea en los titulares de un diario que Vargas Llosa, premio Nobel, iba a dictar una conferencia. Pues marché al lugar indicado (Café El Oro del Rhin en Colonia y Andes) pero el lugar estaba colmado y no me dejaron entrar: era por estricta invitación previa la cosa. Entonces quedé afuera junto con un señor de ochenta años: Lorría de apellido. Periodista. Y nos fuimos con Lorría a tomar una cerveza con unos pickles al Sorocabana. Y Allí me contó una peripecia en su vida, peripecia que duró exactos 19 años y que le hizo perder gran parte de la fortuna que había heredado de su padre, el Senador del Partido Colorado, Félix Lorría Araújo. Contaré esta historia igual como me la contó su protagonista y tal cual se la he relatado a una amiga hace un par de días.
Resumidamente: resulta que el tipo, cuando joven se enamoró de una uruguaya hija de un español y de una negra, una muchacha “bellísima Funes, bellísima”.
Y lo que termina haciéndole perder la cabeza a los hombres, siempre es "esa mujer".
En concreto, Lorría despilfarró toda su fortuna siguiendo los pasos de "esa mujer": ella se dedicó a cantar y lo hizo con gran suceso internacional. Y allí donde cantaba, iba el periodista Lorría para colmarla de regalos y atenciones. En Surinam por ejemplo, le dio alcance y le regaló un collar costosísimo.
La dama se fue de gira por España, Portugal, Italia. Y detrás Lorría. Según me contó, en un viaje por todo Sudamérica Lorría asistió a todas las funciones en que esta mujer actuó conjuntamente con el recordado "Trío Los Panchos". Y en todas las funciones le mandaba rosas, relojes, perfumes, colgantes, botellas de champagne, etc.
(continúa)
Funes

Unknown dijo...

De regreso de una gira la mujer contrajo matrimonio con uno de los integrantes del Trío Los Panchos. La fiesta fue en Montevideo. Lorría pensó en morir como sea.
Encima el campo de Tacuarembó que había heredado de su padre se esfumó en regalos para la pretendida y codiciada dama. Dejó entonces de seguirla por todo el mundo. A los años la señora se presentó imprevistamente al departamento en que Lorría vivía en Montevideo. El abrió la puerta y allí estaba ella. No puedo vivir sin usted le dijo “esa mujer”. No por los regalos. “No soporto la butaca vacía siempre que actuamos. Siempre. Hay una butaca vacía y es la suya, entonces me di cuenta que cuando salgo al escenario canto solo para usted, y veo que ya no puedo cantar.” El la miró y unas lágrimas brotaron de los ojos del periodista del diario Democracia. Y solo atinó a decirle “ya no te quiero es cierto, pero cuánto te quise tu voz, tu cuerpo claro, tus ojos infinitos”. Y “andate por favor, andate.”. Lorría, cerveza de por medio me confesó que durante años se las ingenió para comprar siempre la butaca central de la primera fila sea donde sea el recital del Trío Los Panchos con “esa mujer”. Y siempre esa butaca quedó vacía..
Tal cual lo relato me lo contó el Sr. Lorría.
Y no tengo porqué no creerle.
Funes

Viejex dijo...

Maravillosas las historias de Funes y Matos. Bravo muchachos!

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