domingo, 9 de enero de 2011

Perinola / Pirinola / Pirindola

Ilustración de Julieta Arroquy
(De la onomat. pirn, del giro).

1. f. Peonza pequeña que baila cuando se hace girar rápidamente con dos dedos un manguillo que tiene en la parte superior. El cuerpo de este juguete es a veces un prisma de cuatro caras marcadas con letras y sirve entonces para jugar a interés.

2. f. Adorno en forma de perinola.
3. f. coloq. Mujer pequeña de cuerpo y vivaracha.
4. f. Ven. boliche (‖ juguete).

Real Academia Española

"A la perinola ! " le sentí decir a una amiga, e inmediatamente pensé en salvar esta palabra, ya que se trata de un juego muy antiguo, que ha abarcado a muchos pueblos, ha servido de cohesión a grupos e incluso ha sido de uso cabalístico. Recuerdan cómo se jugaba ? un juego infantil y de adultos y se podían realizar apuestas. Se comenzaba con la misma cantidad de cierto bien contable, que podían ser monedas del mismo valor, bayas, caramelos o simplemente piedrecillas, y se utiliza la perinola con el objeto de ver quién se queda con la mayor cantidad de aquél pozo formado.
Los jugadores forman un círculo alrededor del área donde se va a jugar y cada uno de ellos contribuye con la misma cantidad de apuestas, llamadas fichas, para hacer un montón, el cual se coloca en el centro.
El juego comienza cuando el primer jugador hace girar la perinola con la mano, que es una especie de peonza con seis caras planas, en cada una de las cuales hay escrita una leyenda: cuando la perinola deje de girar, el jugador en turno hará lo que dicte la leyenda de la cara que haya quedado boca arriba; ésta, generalmente, ordena al jugador que tome o que deje cierta cantidad de fichas de la pila inicial. En caso de que la cantidad a tomar sea todo, el montón se vuelve a formar como al inicio del juego.
Las caras de la perinola son: Pon 1,  Pon 2, Todos ponen, Toma 1, Toma 2 y Toma TODO.
En cierto modo se puede considerar la perinola de la familia los trompos, y tanto es así, que a veces los niños juegan simple mente a hacerla bailar, ganando quien consigue que la perinola baile más tiempo.

Para el pueblo judío, la perinola es un trompo de 4 lados, llamado "dreidel" y constituye un juego tradicional judío que los niños juegan especialmente durante la celebración del Jánuca ( Hanukkah ).
Cada uno de los lados tiene impresa una letra de cuatro palabras en hebreo:
נ  ("Nun")
ג ("Guímel")
ה ("He")
ש ("Shin") o פ ("Pe")
Así, la palabra dreidel, de origen Yiddish, se deriva de la palabra drehen de origen alemán, la cual quiere decir "girar". La perinola alemana tenía cuatro caras con una letra distinta en cada una: N, la cual significaba Nichts o "Nada", G, la cual significaba Ganz o "Todo", H, la cual significaba Halb o "Mitad", y S, la cual significaba Stell o "Poner".
Cuando los judíos adoptaron el juego como suyo, reemplazaron los caracteres alemanes con cuatro letras del alfabeto hebreo. De esta forma, Nun substituyó a Nichts, Gimel substituyó a Ganz, la Hay substituyó a Halb y Shin substituyó a Stell, con los mismos significados de las palabras alemanas.
Sin embargo, cada una de estas letras representa un mensaje mucho más importante que las simples reglas de un juego, pues unidas, quieren decir Nes Gadol Haya Sham, o "Un milagro sucedió aquí". 
Las cuatro caras significan las cuatro partes del hombre: alma, cuerpo, intelecto y todo lo demás. También significan los cuatro elementos: fuego, agua, viento y tierra y las cuatro naciones que exilaron a Israel: Egipto, Persia, Grecia y Roma. 

Años más tarde, con el renacimiento del idioma hebreo, el pueblo israelí comenzó a llamar sivivon al dreidel. Esta nueva palabra provenía del vocablo hebreo sovev que significa "girar".


2 comentarios:

Barros Matos dijo...

La palabra PERINOLA se usa en distintas alternativas, algunas completamente contrarias entre sí. EJEMPLOS: “¡A la perinola, que tarro tiene este tipo!” por el que se ganó la lotería. “¡A la perinola, se cayó del techo y se mató!” “¡A la perinola, que buena está la mina esa!” “¡A la perinola, que olor tiene esa gorda de bigotes, parece que nunca se baña!”
Pero hay una perinola completamente distinta, y es la que usan los judíos en la festividad de Jánuca. Son 8 días, en que se encienden las 7 velas de la Menorá (candelabro) conmemorando este hecho cuando Dios intervino en beneficio de los Macabeos. (Estos guerreros tienen una historia libertaria que se lee con emoción en el libro MIS GLORIOSOS HERMANOS, de Howard Fast.) Hay mucho y muy interesante para comentar de esta festividad, que ayuda a comprender la historia del judaísmo y el porqué de algunas costumbres milenarias y de sus días de recordación. Pero que van más allá de lo pedido en este blog. En esto 8 días, niños y adultos juegan con una perinola de 4 caras junto a la Menorá. Esta perinola, en hebreo DREIDEL, lleva una letra en cada cara: nun, guimel, hei, shin, iniciales de la frase “Un gran milagro ocurrió allí” El valor numérico de las 4 letras es 358, y esto en el dreidel es el querer encontrar la redención, cambiar el mundo, hacerlo una morada adecuada, y poder decir “UN GRAN MILAGRO OCURRIÓ ALLÍ” Una ilusión, una esperanza, un deseo por un mundo mejor, más libre, más bueno, más solidario, más digno, que respete la vida y no haga un culto negativo de la muerte.
BARROS MATOS.

Unknown dijo...

Hablando de la “perinola”, conocí cuando era muy muchacho un tipo que era una gran persona pero era también terrible timbero. Jugador empedernido, apostaba a todo lo que se podía y más: caballos, ruleta, póker, truco, chinchón, escoba de 15. Tito Lapuente se llamaba y era el dueño de la propaladora de mi barrio. (estimo que “propaladora” merece su lugar en el Arca de las Palabras). Bueno. La cosa es que Don Tito era habitué del bar “dos cuchillos” aun antes que yo concurra ya en edad de participar de la mesa de charlatanes que allí nos juntamos. Y el tema del juego y las apuestas era recurrente en las conversaciones del café. Don Tito reconocía siempre el riesgo del juego y su carácter de verdadera enfermedad. “Pero muchachos, no puedo evitarlo” comentaba siempre como si fuese su sino trágico, su condena autocumplida. Fue a tal punto su apego a la timba que cometió un error trascendente: un día fue a jugar a las cartas a otro barrio: y todos sabemos qué pasa cuando uno “timbea” extramuros: pierde siempre. Y Don Tito perdió así la propaladora… en una apuesta en el barrio vecino.
Todo este prolegómeno para contar que un día en el café, Don Tito nos contó que cierta noche se habían juntado con unos amigos –todos jugadores empedernidos- a tomar unas copas en un bar de mala muerte. Y se morían de ganas de jugar, de apostar a algo. Y no tenían ni cartas, ni dados, ni nada. Entonces decidieron apostar a adivinar la edad de los mozos, incluyendo no solo el año de nacimiento, sino día y mes. No era de lo mas divertido para apostar, pero no quedaba otra, hasta que justo en ese momento entró un muchacho vendiendo diarios vespertinos, y tenía una perinola en la mano. Para qué!. Se la compraron, Y a partir de ese momento y durante muchos años -nos contó don Tito- ese adminículo fue el centro de la actividad de las apuestas de estos jugadores incurables.
Funes

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