viernes, 11 de mayo de 2012

Amilanar

Ilustración de Bernardo Diaz Carrizo
(De milano).

1. tr. Intimidar o amedrentar. . "No te dejes amilanar por sus amenazas."
2. tr. desalentar (‖ quitar el ánimo).
3. prnl. Abatirse o desalentarse."Los últimos fracasos lo amilanaron."

Real Academia Española

Hoy les traigo el verbo amilanarse, cuyo significado es “acobardarse o abatirse”.
Amilanarse es sinónimo de acobardarse, asustarse, intimidarse, acojonarse, retraerse, espantarse, acoquinarse, atemorizarse, desanimarse, amedrentarse.

La palabra deríva de la voz milano, porque a esta ave de rapiña le temen otras aves menores. Las gallinas y pollos se esconden cuando se percatan de la presencia del milano, se aterrorizan, se amilanan.
Pero el hombre también se amilana ante alguien o algo cuando se acobarda. Y considerando el aspecto transitivo del verbo amilanar, alguien amilana a otro cuando lo acobarda o atemoriza.


Memorándum
Uno llegar e incorporarse el día
Dos respirar para subir la cuesta
Tres no jugarse en una sola apuesta

Cuatro escapar de la melancolía
Cinco aprender la nueva geografía
Seis no quedarse nunca sin la siesta

Siete el futuro no será una fiesta
Y ocho no amilanarse todavía
Nueve vaya a saber quién es el fuerte

Diez no dejar que la paciencia ceda
Once cuidarse de la buena suerte
Doce guardar la última moneda

Trece no tutearse con la muerte
Catorce disfrutar mientras se pueda.
 
Mario Benedetti






7 comentarios:

BARROS MATOS dijo...

Cruz Barone era, según las mentas, un tipo de cuidado. En el 4 DE COPAS, bar al que acostumbro a ir las noches de los viernes para vivir unas horas distintas a las de la rutina semanal, el escritor e historiador Liberto Dinastía, que entre otros libros inéditos, escribió LA HISTORIA DE MI BARRIO, 1.710 páginas manuscritas con su letra pequeña y amuchada, acostumbra a contar algunas anécdotas de este varón, que ancló por un tiempo en estas calles, allá por los años 20. A Cruz Barone no se lo recuerda reculando ni amilanarse ante el peligro. Reunía cualidades distintas a las comunes de los compadritos que pululaban por aquel entonces. Cuchillero de ley, de esos que gustó relatarnos Jorge Luis Borges, su daga en el costado izquierdo bajo el saquito cortón, salía de su vaina únicamente cuando se trataba de defender su honor, el de sus amigos y el de alguna dama que no recibiera el trato a que su sexo obliga. Era un hombre educado y galante, y ese hecho, entre un malevaje adicto a la procacidad, se tomaba veces como muestra de falta de hombría. Hasta hubo un tal Braulio “Chino” Dartola que se animó, con la daga en la mano, a tratarlo de afeminado. Relatando este suceso, nos dice Dinastía que el silencio que se hizo en el bar, parecía tener la voz de los presagios. Cruz Barone dejó en la mesa la copa que iba a tomar. Lentamente, con las manos a la vista, se levantó. Y sin sacar el puñal caminó despacio, como contando los pasos, hasta su ofensor, con la vista clavada y sin pestañear, en los ojos del otro. El sudor comenzó a bajar por la frente del Chino Dartola, que hizo el amague de dar un paso atrás, pero la vergüenza pudo al temor y se quedó quieto. Hasta que lo tuvo a medio metro. Y allí, artero, le tiró una puñalada al `pecho que Barone esquivó quebrando la cintura a un costado, a la vez que, sacando su puñal, pegaba con el lomo un golpe en la daga de su atacante. El cuchillo del Chino cayó al suelo, y cuando todos esperaban ver correr sangre, sin alterarse, Cruz Barone se agachó, levantó la daga tomándola por la hoja, y sonriendo le ofreció el mango a quien lo atacara. El Chino, miró su arma, y sin alzar los ojos se dio vuelta y huyó del bar. Con su acostumbrada tranquilidad, Barone fue hasta el mostrador donde dejó la daga “Por si algún día viene a buscarla” volvió a la mesa guardando su cuchillo en la vaina, levantó la copa, tomó un sorbo, y preguntó a sus amigos ¿De que estábamos hablando?
BARROS MATOS

Anónimo dijo...

Sin saber el origen, la palabra me recordaba a milano, esa clase de aves que pueden producir ese efecto.

Anónimo dijo...

Quizás el amigo Barros no lo sepa, pero a la par de Cruz Barone, hombre que no se amilanaba, existió otro Cruz, hombre de coraje. Rosendo Cruz. conozco personalmente al poeta que retrató en forma de rima la vida de este tropero (linda palabra para el arca).
se llamó Rosendo Cruz
Y era de oficio, tropero...
Relata el poeta las peripecias de este personaje que habitaba la vida rural en los campos de Entre Ríos, en Argentina.
"... Yo lo he visto guitarrear
Envinado hasta el apero
En campos de Villaguay
Dejándole el rumbo a su overo
Y lo he visto en las traperas
Cosas que a nadie le vieron.
nos convida el poeta sobre la vida de este hombre que ha pasado al olvido:
"su fama de matador
Se diluyó con el tiempo
Y no se porqué, no se
Tan solo yo lo recuerdo.
¿Porqué lo recuerda el poeta a Rosendo Cruz? Será quizá...
"quizás por verlo llorar,
Su puño apretando el pecho...
Lloraba por un amor?
Lloraba por desconsuelo?
Quizás lloró por el vino
Que lo empapaba por dentro!!!

Anónimo dijo...

El poeta nos relata un hecho real: vio a un hombre que había matado gente, cuchillo en mano, defendiendo lo que entendía su honor, llorar.
Pero el poeta vio algo mas.... Vio a un hombre que nunca se había amilanado ante nada, que no sentía temor frente a nadie, dejarse matar.
"lo he visto muerto de pie
Sin siquiera alzar su acero
Y vi la primera sonrisa
Mientras moría el tropero..."
Así, fugaz pero definitiva fue la vida de este otro Cruz, de característica similar al Cruz que nos enseña en su relato el contertulio Barros Matos: Cruz Barone y Rosendo Cruz, hombres de no amilanarse nunca, matadores en defensa de su honor, pero leales en la reyerta al punto de, si era necesario, dejarse matar.
Gracias entonces a don Barros por su relato, al poeta que escribió el Romance gauchesco dedicado a Rosendo Cruz a quien conoció personalmente, y a la editora que con esta palabra "amilanarse" nos permitió contar estas historias de vida mínima, furtiva, pero necesarias.
Funes

BARROS MATOS dijo...

Funes, interesantísimo su aporte a este blog, y sobre todo con este poema. Yo he conocido personalmente a su autor, he pasado muchísimas noches en su compañía, dado que acostumbraba, años ha, a compartir nuestras reuniones en el 4 de COPAS. Tengo algunos de sus poemas en un cuaderno, y entre ellos, uno que por su extensión no puedo hacerlo conocer completo, cuenta de un hombre que no se amilanó ante un destino adverso, y en sus últimas estrofas, dice así:
Los espectros de la nada conociste
Cuando viste que tu noche sería eterna.
Cuando diste tus ruegos al destino
Y te hablaron los duendes de su niebla,
Confirmando al final, que el horizonte
No es unión del cielo con la tierra.

Hoy se aferran tus manos a la reja
De tu fría, errante y muda celda.
Donde sangra tu última esperanza,
Donde calla tu única querella,
Donde pierde su rumbo tu desvelo
Y amortajan tu ensueño las tinieblas.

Algún día, amigo Funes, podremos compartir una de esas noches que se estiran hasta el alba, entre reflexiones y poemas, recuerdos y nostalgias, que de alguna forma son la sal de la vida.
Un abrazo.
BARROS MATOS

BARROS MATOS dijo...

Celeste, gracias a este blog y a Ud., que lo permite, podemos encontrar hilos de unión entre quienes conformamos una partecita de esta magia, que resulta de hacer amigos entre personas quizá destinadas a no conocerse nunca personalmente, pero que descubren en ellos algo del otro, esa sensación placentera de compartir, de saber que quien está ahí, siendo parte de una vida que por minutos, detiene el andar del tiempo, para reunir almas y pensamientos y saber que, al apagar la computadora y la lámpara del escritorio, se enciende otra luz que viaja por el espacio, hasta llegar a ese destino compartido.
Un fraternal abrazo
BARROS MATOS

Celestacha dijo...

Queridos Barros Matos y Funes...creo que vale la pena esa noche de desvelos, versos y vino compartido. Hoy estamos íntegros, sanos y deseosos...por qué aplazar si el presente es hoy ?
Regálense ese encuentro, al cual me sumaría gustosa si fuera posible.
Saludos eternamente presentes.
Celeste

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