martes, 17 de julio de 2012

Sicofanta / Sicofante

Del lat. sycophanta, y este del gr. συκοφάντης).

1. m. Impostor, calumniador.

Real Academia Española

En la Antigua Atenas un sicofante o sicofanta (en griego συκοφάντης sykophantes) era un denunciante profesional. Generalmente cobraba del interesado en denunciar, que no deseaba hacerlo por sí mismo. Eran conocidos y temidos por las personas honradas que siempre podían verse envueltas en una denuncia falsa.
El Diccionario de la Real Academia Española registra los dos vocablos «sicofante» y «sicofanta» (ambos como sustantivo masculino). Aunque prefiere la forma «sicofanta»
La palabra viene de sykon, higo, y de phainô, descubrir. Literalmente delator del que exporta higos de contrabando.
Por extensión, el término sicofante/a designa a un individuo bajo y despreciable, que busca obtener una posición o estatus personal mediante adulación hacia otras personas que comúnmente disponen ya de ciertas influencias y estatus social o tribal. El teatro de Aristófanes muestra un buen número de estas figuras.

Para quienes gusten de leer un poco más de la historia, les cuento:
Una hipótesis es que estos delatores cogían a los exportadores de higos fuera del Ática (la exportación era entonces ilegal debido a que el terreno pedregoso era muy estéril, lo cual constituye una de las principales razones por las que Atenas buscaba suministros a través de la navegación y el establecimiento de colonias en ultramar). A pesar de las fuertes multas que recaían sobre los falsos delatores, los sicofantas llevaban a menudo carreras bastante lucrativas. 
Como quiera que en Atenas no existía institución alguna análoga al Ministerio fiscal de los tiempos modernos, era un deber de todos y cada uno de los ciudadanos denunciar los crímenes o delitos que llegaban a su conocimiento. El papel de acusador no tenía nada de odioso, y los más conspicuos ciudadanos de Atenas no tuvieron jamás empacho en desempeñarlo en aras del bien y la seguridad públicos, que estriban en el cumplimiento de la ley y en la moral y buenas costumbres. Sin embargo, este procedimiento dio origen a variedad de abusos: hombres malvados o simplemente indiscretos y pendencieros, incitados del deseo de perjudicar o por el espíritu de intriga, formulaban acusaciones, arbitrarias en general, contra los ciudadanos de mayor relieve, cuya tranquilidad se perturbaba sin ventaja ninguna para la cosa pública. Otros se aprovechaban del derecho que la ley concedía a todo hombre libre, para sonsacar dinero a aquellos a quienes podían amenazar con una denuncia. A los tales se designó, ya desde el siglo V a. de J. C., con el odioso nombre de sicofantas, comprendiéndose en este concepto a todos aquellos que hacían denuncias a la ligera, sin motivo o por motivos infundados o también con vistas a una ganancia ilegal.

Las víctimas obligadas de los sicofantas eran los ricos, los cuales, como dice Isócrates (Adv. Euthym., 5) vivían en Atenas bajo un régimen de sospecha. En vano la mayor parte de ellos se abstenían sistemáticamente de toda participación en la política, ni tampoco les servía de nada llevar una conducta irreprochable ni tener el bolsillo constantemente abierto para los pedigüeños. Por poco que se conociese a alguno de ellos como hombre tímido, enemigo de escándalo o incapaz de defenderse con su propia elocuencia, esto mismo le hacía presa de los sicofantas. En estos casos se daba por bien pagado transigiendo en perjuicio suyo, pues estaba seguro de que no ganaría el pleito en los tribunales. «Los tribunales, decía Isócrates (Adv. Callimacum, 9) hablando por boca de un cliente, no fallan siempre según había derecho a esperar; el azar más bien que la justicia es lo que regula sus decisiones. Vale más, con unos cuantos dracmas, librarse de una grave acusación que exponerse a los perjuicios que de ella pueden sobrevenir.»
La plaga de los sicofantas no fue especial de Atenas pues era un mal endémico de todas las democracias griegas.


Bibliografía: S. Reinach, «Les sycophantes et les mystères de la figue», en Cultes, mythes et religions (París 1913) y en Revue des Études Grecques (tomo XIX, 1907); Girard, «Quelques reflexions sur le sens du mot sycophante», en Revue des Études Grecques (tomo XX).  




Gracias a Demiurgo de Hurlingham por esta palabra totalmente olvidada !!!

1 comentarios:

Anónimo dijo...

Notable informe, entonces tuvo un origen desinteresado, que algunos le dieron una mala fama, usando las denuncias para benificio propio. No habia imaginado, en Pluto, de Aristofanes, muestra a un sicofante, presentandolo como uno de los castigados, cuando el dios de dinero recupera su vista.
Interesante la etimologia.

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