Ilustración de Charlotte Lachapelle |
(Del lat. Maeander, -dri, y este del gr. Μαίανδρος, río de Asia Menor de curso muy sinuoso).
1. m. Cada una de las curvas que describe el curso de un río.
2. m. Disposición de un camino.
3. m. Arq. Adorno de líneas sinuosas y repetidas.
Real Academia Española
La palabra meandro proviene del griego (Μαίανδρος), nombre de un río de Anatolia hoy llamado Büyük Menderes. Parece ser que el Meandro asombró siempre a los griegos por su forma de avanzar serpenteando. Así el nombre propio se hizo nombre común: el meandro de un río. Un meandro es, entonces, una curva descrita por el curso de un río cuya sinuosidad es pronunciada. Se forman con mayor facilidad en los ríos de las llanuras aluviales con pendiente muy escasa, dado que los sedimentos suelen depositarse en la parte convexa del meandro, mientras que en la cóncava, debido a la fuerza centrífuga, predomina la erosión y el retroceso de la orilla.
El término tiene varios usos, podemos hablar de:
- un meandro, una curva pronunciada en la trayectoria de un río, al estilo de las que presenta el mencionado más arriba e ilustrada en la fotografía que se halla al pie,
- el antiguo nombre de un río de Anatolia (en griego Μαeανδρος), hoy río Menderes;
- un meandro encajado, que se produce cuando las curvas de un río divagante cortan un relieve de rocas sedimentarias con estratos relativamente horizontales, bien porque el relieve haya sufrido un levantamiento general o, en el caso más frecuente, porque el nivel del río descienda por la erosión regresiva desde una cota inferior;
- en arte y arquitectura, un meandro es un borde decorativo construido en una línea continua, con motivos que se repiten;
- en matemáticas, un meandro es una curva cerrada que interseca una línea una cierta cantidad de veces.
- o bien, podemos usarlo metafóricamente al habla. Ej: .."los músculos, un ovillo de cintas que había que desenrollar, buscando todos sus meandros..."
Fotografía de Gonzalo Azumendi |
4 comentarios:
Me gustó mucho tu blog, me quedo en un rinconcito entre tus seguidores.
Se denomina MEANDRO a cada una de las curvas que describe el curso de un río. Y a veces, la casualidad (en la cual creo muy poco) o el destino, (en el cual creo un poco más) nos provee de un ejemplar humano que lleva en su patronímico, la escencia de su personalidad. Javier Ramón Meandro es el caso típico del tema que nos ocupa. Su vida sigue el curso de su apellido. A sus 56 años, a dado tantas curvas en el lecho del río de su existencia, que prácticamente lo fue llevando por tantos lugares que estimo que es verdad que cuando decía “yo por allí no estuve”, no estaba mintiendo, si no que no lo recordaba. Acostumbraba a anclar por las noches en EL 4 DE COPAS con una singularidad en la cual se destacaba: era el único que se paseaba por todas las mesas. Por creerse amigo de todos, no era amigo de ninguno. Expliqué alguna vez que las mesas se conformaban por personas que traían desde hacía años un conocimiento mutuo, amistoso o de verdadero compañerismo. Meandro llegó alguna vez sin conocer a nadie y se quedó como si conociera a todos. Así se sentaba una noche con nosotros y opinaba de lo que hablábamos con la suficiencia de quien está al tanto desde hace mucho tiempo. Otra noche se encontraba haciendo lo mismo en otra de las mesas. La primera vez en cada una de ellas, se acercaba, proclamaba “es la primera vez que vengo, ¿puedo participar?” La gentileza que es norma en el 4 DE COPAS se imponía y ocupaba una silla. Y como los meandros, durante las noches iba dando sus curvas entre las mesas redondas, sentándose una noche en una y a la siguiente en otra. Sus opiniones diferían como las corrientes de un río que lleva sus aguas lentas o rápidas, con peces o sin ellos, plena o vacía de embarcaciones, con o sin camalotes…Una noche, la decisión nació de una de las personas mayores que ocupaba una mesa, al decirle “el tema de hoy es privado”. Meandro que ya había separado algo una silla para sentarse, quedó un minuto en esa posición semiagachada, sin decir palabra. Dirigió una mirada circular al local que había quedado en total silencio, y encontró rostros adustos en lo cuales no se leía nada, ni aprecio, ni desinterés, un total desconocimiento de su persona. Y sin decir palabra, dando curvas alrededor de las mesas, se acercó a la puerta y se fue. No volvió más.
BARROS MATOS
Bienvenida Elise...ojalá sea que llegaste para quedarte mucho tiempo. Cuando tengas alguna palabra que recuerdes especial para ti, me la cuentas y la subimos al Arca.
Cariños
Curiosa palabra que siempre me resultó sonoramente ambigua... (desde la niñez, en la ciudad donde nací el río Guadalquivir hace meandros muy curiosos) jajajaja. Aunque sé diferenciar muy bien su significado de aquélla otra por la cual podría confundirse.
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