Ilustración de Andrey Remmev |
(Del part. de acicalar).
1. adj. Extremadamente pulcro.
2. m. Acción de acicalar.
acicalar.
(Del ár. hisp. *ṣiqál o siqál, y este del ár. clás. ṣiqāl, instrumento para pulir o bruñir).
1. tr. Limpiar, alisar, bruñir, principalmente las armas blancas.
2. tr. Dar en una pared el último pulimento.
3. tr. Pulir, adornar, aderezar a alguien, poniéndole afeites, peinándolo, etc. U. m. c. prnl.
4. tr. Afinar, aguzar el espíritu o las potencias.
Real Academia Española
Todos conocemos la palabra en la acepción de "pulcro". Un hombre acicalado está de punta en blanco, huele a baño y perfume agradable, calza zapatos bruñidos y su ropa parece siempre recién a estrenar. Sin embargo buscando referencias, encuentro la palabra aplicada a un concepto social: el acicalado social.
Y a qué se referirá este concepto de la sociología ?
Pues parece ser que el acicalado es instintivo en los animales, y hace a su supervivencia. A medida que evolucionamos en animales gregarios, el acicalamiento social es una actividad en la que un individuo limpia, desparasita o cuida de cualquier otra forma el cuerpo o la apariencia de otro individuo de su grupo. Es una de las principales actividades sociales y sirve para forjar relaciones, reforzar la estructura social y estrechar los lazos familiares y de pareja. También es utilizado como un medio de reconciliación que sirve para resolver conflictos en algunas especies.
Con esta desviación del comportamiento de acicalado normal se consigue un doble objetivo, además de conseguir la higiene y mejorar de la salud de los individuos y del grupo, permite aumentar la confianza entre individuos y reforzar los lazos sociales de los que se limpian mutuamente.
No deberíamos recobrar estas prácticas ?
7 comentarios:
Señor Funes, siempre estoy, solo que a veces soy la última en comentar y Ustedes no regresan a los ocmentarios anteriores.
Respecto a una defensa por género y "moda", (entre nos...Algo de eso hay) Lamento que las mujeres de mi época creamos que el machismo se acaba con el feminismo.Intento no hacerlo. De todos modos su comentario se prestaba a doble interpretación deberíamos plantear que nos significa "escapismo", el personaje Haudini aún no me queda claro, ¿era un mago, maestro escapista, De...??. Pero bueno, continuando con la idea de cuál es el aporte que podemos darle a celestacha para que continúe con nosotros, sin duda los discos de música en libertad son una reliquia, Estuve viendo un video con todos ellos en la actualidad.
Cuento con una colección de 500 películas de cine super8 que tenía encajonados en algún lugar y el proyector hace poco lo pude poner nuevamente en funcionamiento, faltaría una Pochoclera, ayer vi en una revista publicitaria de electrodomésticos que están ofertando con la compra de cualquier producto, una pochoclera a mitad de precio, Me preguntaba cuánto tiempo me duraría el entusiasmo por los pochoclos, si la comprara; Ahora se me ocurre que podríamos armar una platea de cine a orillas del Paraná, cada uno va en un coche (No importa que Ud no tenga, puede ir con compañía, que tenga vehículo o si tiene canoa que puedo imaginar que alguno de sus amigos del bar puede tener una, tambien podría mirar desde el río) poyectamos contra una barranca y a modo de pago (por la entrada),cada uno lleva sus reliquias, yo le llevo la pochoclera a Celes para que venda pochoclos en el cine y con eso recaudar fondos para substistir y preservar éste "nuestro espacio" de encuentros. La otra opción sería ir a la tienda de bártulos antigüos por dónde todos los días paso, donde siempre hay algo que llama mi atención, (ahora apareció un cuadro con cinco actores de cine entre ellos Marilyn Monrroe como figura principal me pareción tan bello, Porque no es el trillado cuadro con la foto del vestido y Marilyn). Continúo...vamos a ese sitio, cada uno deja sus trastos a nombre de -Celestacha la editora- y ella los retira si ve que puede aplicarle botones de nacar a su ropaje y que puede hacer una huerta de lechuga criolla, tal ves ya no necesite de más cosas y pueda con nuestro aporte sostenerse para permanecer más tiempo con nosotros, La pochoclera tiene ruedas se parece a las de los vendedores ambulantes de circos, tal vez puedan tener otra utilidad. Si alguien tiene más ideas, solo las debe verter aqui y seran apuntadas en mi agenda de almacén, donde por supuetso están todas las notas importantes.
Aquel Buenos Aires de extramuros en cuyas esquinas y bajo el farol a gas, fumaban los compadritos que describiera Borges en sus poemas, conformaba uno de los mundos en los que el universo porteño se partía en 2 partes aparentemente irreconciliables. El otro era el mundo de la burguesía y de la clase alta, lo que se llamó en su oportunidad la oligarquía vacuna. Sin embargo, los muchachos de familias bien solían concurrir a los bailes arrabaleros, donde eran tolerados, (algunos de estos compadritos eran matones a sueldo de los políticos padres de los visitantes), a cambio del respeto irrestricto a las mujeres con dueño. Pero había 2 hombres de esa alta burguesía que eran aceptados como iguales por sus dotes de valentía y coraje, más de una vez demostrados cuando el momento era tan bravo que “EL AIRE DEL MALEVAJE SE CORTABA CON TIJERA”. Eran Jorge Newbery y Ricardo Güiraldes. Pero voy a referirme solamente al autor de Don Segundo Sombra y su trayectoria arrabalera. Alto, espigado, extremadamente pulcro, piel blanca y manos suaves, trajeado con un casimir inglés cortado por los mejores sastres franceses, camisa y corbata de seda italiana, y desde la cantidad exacta de brillantina en el peinado hasta el charol brillante de los zapatos cubiertos por polainas blanquísimas, su acicalamiento no desvirtuaba entre malevos que era hombre de acción, se notaba que bajo el lado izquierdo del saco guardaba una vaina con su correspondiente daga. Y sabía tenerla a mano cuando en el ambiente ya se veía “QUE LA MUERTE SE PASEA, LLEVA EN LA MANO UN CUCHILLO Y ESTÁ BUSCANDO PELEA”
(Las frases en mayúsculas y encomilladas pertenecen a DE MALEVOS Y MIREYAS, de Fernando Rabih)
BARROS MATOS ---CONTINUA
Aquel Buenos Aires de extramuros en cuyas esquinas y bajo el farol a gas, fumaban los compadritos que describiera Borges en sus poemas, conformaba uno de los mundos en los que el universo porteño se partía en 2 partes aparentemente irreconciliables. El otro era el mundo de la burguesía y de la clase alta, lo que se llamó en su oportunidad la oligarquía vacuna. Sin embargo, los muchachos de familias bien solían concurrir a los bailes arrabaleros, donde eran tolerados, (algunos de estos compadritos eran matones a sueldo de los políticos padres de los visitantes), a cambio del respeto irrestricto a las mujeres con dueño. Pero había 2 hombres de esa alta burguesía que eran aceptados como iguales por sus dotes de valentía y coraje, más de una vez demostrados cuando el momento era tan bravo que “EL AIRE DEL MALEVAJE SE CORTABA CON TIJERA”. Eran Jorge Newbery y Ricardo Güiraldes. Pero voy a referirme solamente al autor de Don Segundo Sombra y su trayectoria arrabalera. Alto, espigado, extremadamente pulcro, piel blanca y manos suaves, trajeado con un casimir inglés cortado por los mejores sastres franceses, camisa y corbata de seda italiana, y desde la cantidad exacta de brillantina en el peinado hasta el charol brillante de los zapatos cubiertos por polainas blanquísimas, su acicalamiento no desvirtuaba entre malevos que era hombre de acción, se notaba que bajo el lado izquierdo del saco guardaba una vaina con su correspondiente daga. Y sabía tenerla a mano cuando en el ambiente ya se veía “QUE LA MUERTE SE PASEA, LLEVA EN LA MANO UN CUCHILLO Y ESTÁ BUSCANDO PELEA”
(Las frases en mayúsculas y encomilladas pertenecen a DE MALEVOS Y MIREYAS, de Fernando Rabih)
BARROS MATOS ---CONTINUA
Acostumbraba a llegar al salón de María la Vasca con un par de amigos y era recibido con la cortesía con que se abren las puertas a un sinceramente bienvenido. Saludaba a la orquesta, generalmente un quinteto de dos guitarras, contrabajo, violín y bandoneón, y ocupaba la mesa que tenía reservada. Desde allí, las piernas cruzadas y el puro en la mano, miraba pasar las parejas bailando y elegía a la mejor. Y si esta tenía dueño, se acercaba a su mesa, sonriente, saludaba a todos y especialmente al hombre al cual le pediría el favor de permitirle bailar un tango con su mujer. Pedido aceptado con orgullo, pues ese eximio bailarín tenía y sin esconder, bajo su acicalamiento y sus ropas y perfume importados, el alma gemela del malevo que le “prestaba” su dama para un tango. Se formaba una rueda, y en completo silencio, se los admiraba bailar.
Luis Alberto Fernandez le dedicó un tango: EL POLLO RICARDO, grabado entre otros por Francisco Canaro y Pedro Mafia. Y Juan D´Arienzo escribió y grabo otro en su honor: BAILATE UN TANGO, RICARDO.
Quise traer a este blog y acorde a la palabra elegida, una parte quizá poco conocida en la vida de este autor de temas gauchescos, nacido en Buenos Aires en 1866 y fallecido en París, en 1927.
BARROS MATOS
Esta palabra siempre la asocié los varones, cuando se afeitan la barba y se cortan el pelo.
Hermosa palabra...
Te dejo un besito amiga.. gracias por mantener este blog que tanto me gusta.
Nuestro contertulio Barros se refirió a Ricardo Guiraldes. Del mismo solo diré que al bar de esquina al que concurro “Dos Cuchillos” asiste Severo Guiraldes, el más importante historiador argentino, laureado, polémico y que ha alcanzado la fama que todos le conocemos pese a que su obra (inconmensurable) es inédita. Bien. Pero me referiré a otro personaje “acicalado” que nombró “Barros Matos: Jorge Newbery. Un hombre polifacético que ha sido llamado el primer ídolo popular argentino. Digamos que nació en 1875, se recibió de ingeniero en EE UU y tuvo como profesor a Thomas Edison, nada menos. Fue aviador, científico (publicó en la Revista Argentina de Ciencias innumerables artículos) deportista, (se destacó en esgrima, remo, natación, pionero del automovilismo, y boxeo). En boxeo obtuvo importantes triunfos incluso contra boxeadores profesionales. Era realmente un personaje. Un tango (Corrientes y Esmeralda) lo recuerda “amainaron guapos junto a tus ochavas// cuando un “cajetilla” los calzó de cross” comienza esa pieza musical, y al “cajetilla” al que se refiere era Jorge Newbery. He aquí una interesante discusión: en muchas grabaciones de este tango (cuya letra pertenece a Celedonio Flores) se escucha “cuando un ¨compadrito¨ lo calzó…”. E incluso en otras: “cuando un ¨elegante¨…”. Para mi pobre entender la palabra que definía la presencia en ese tango de Jorge Newbery era, sin dudas “cajetilla”. Porque así era visto en los arrabales y en los bailes tanto prostibularios como de salón el aviador / boxeador. Convengamos que la palabra “cajetilla” no era de uso despectivo para fulminar con ella como oligarca al tipo, sino que era la manera de llamar al tipo fino, educado y de buena posición. Después si adquirió un tinte peyorativo, pero ya mas entrada la década del 40. Pero Newbery no era para nada un compadrito, por el contrario, era de modales finos y hasta sofisticado en sus formas. Por lo que los guapos que hacían su parada en la “esquina criolla” (esos eran los compadritos) tuvieron que soportar que el cross de derecha sea aplicado… por un cajetilla.(sigue)
Funes
Finalizo con una anécdota: fue un excelente bailarín de tango. Y resulta que era habitué del Armenonville, un local con ínfulas afrancesadas donde se armaban grandes bailes y concurrían, dicen, las más lindas mujeres. Y allí estaba despuntando el vicio el ingeniero y pasa por detrás un compadrito, y aprovechando un firulete que justito ensayaba el “cajetilla”, lo empujó y ahí fue Newbery a dar de “jeta” al piso, mientras el provocador reía desde la puerta del local. Se paró Newbery, parsimoniosamente alisó su fina ropa, pidió disculpas y permiso a la dama, y siguió al insolente que ya ganaba la calle. Lo alcanzó afuera. Cuenta el periodista Carlos Borcosque (aviador y amigo de Newbery, presente en el lugar), que el ingeniero le dio una soberana paliza, y para rematarlo, le aplicó el mismo cross de derecha con el que supo tumbar a Clark, un boxeador americano profesional. Acomodó sus ropas nuevamente y volvió con la dama que lo esperaba. Dicen que desde Palermo a la Boca se comentó como un “cajetilla” puso en su lugar a un “compadrito provocador”.
Solo vivió Jorge Newbery 39años. Vivió muy poco. Hizo mucho.
Funes
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