1. adj. De condición excesivamente pacífica, tranquila y moderada. U. t. c. s.
2. adj. De poco valor, insignificante.
3. adj. Mojigato, que tiene o manifiesta excesivos escrúpulos. U. t. c. s.
Real Academia Española
Huye del triste amor, amor pacato
"Huye del triste amor, amor pacato,
sin peligro, sin venda ni aventura,
que espera del amor prenda segura,
porque en amor locura es lo sensato.
Ese que el pecho esquiva al niño ciego
y blasfemó del fuego de la vida,
de una brasa pensada, y no encendida,
quiere ceniza que le guarde el fuego.
Y ceniza hallará, no de su llama
cuando descubra el torpe desvarío
que pedía, sin flor, fruto en la rama.
Con negra llave el aposento frío
de su tiempo abrirá. ¡Desierta cama,
y turbio espejo y corazón vacío!"
Antonio Machado
1 comentarios:
Usamos “pacato” generalmente con un tono despectivo y descalificador. Esto obedece a que el uso está vinculado al tercer concepto o definición que transcribe la editora: “mojigato”. Ahora bien: viendo las múltiples definiciones de la Real Academia, debo confesar – que de acuerdo a cada una de ellas- soy y no soy pacato e, incluso, lo soy según sean las circunstancias concretas.
Si me guío por la primera definición: afirmo decididamente: no soy pacato.
Si lo hago por la segunda: afirmo decididamente: soy un pacato.
Ahora, si vamos a la tercera, en lo referente a tener excesivos escrúpulos, debo decir que soy o no pacato según la situación que me toque vivir.
Y si me pongo a hilar fino, y encuesto en mi memoria situaciones concretas, estimo que aquí también he sido en los más de los casos, un pacato.
He contado aquí que cierta vez me enamoré de una panadera de la esquina del periódico en donde estuve a cargo del horóscopo. Para enamorarla averigüé de qué signo del zodíaco era la muchacha que era fanática de los mismos y comencé a escribir todos los pronósticos astrales en beneficio de mi signo, e inclinando el de ella al mío y, fundamentalmente, alejándola de libra (del cual era su novio). Funcionó perfecto y terminó dejando a su festejante y enamorándose de mí. Lamentablemente un día mientras estaba en la panadería conversando con ella, entró el fotógrafo del diario y a los gritos me informó “che Funes, ¿te enteraste? Te sacan de la sección horóscopo y te mandan a obituarios”, lo que provocó que mi enamorada (que no sabía de mi ardid ya que le dije que trabajaba en la sección policiales que da mas chapa)deje de serlo y me grite “pusilánime!”. Creo que equivocó el epíteto descalificativo. Yo solo le había mentido, pero como era por amor, debería haber dispensado mi falta porque mentir por amor es un “mentir virtuoso”. Ella en cambio buscó a su antiguo novio y terminó casándose con el, que, dicho sea de paso, siempre la engañaba con una compañera de trabajo.
Ese es el recuerdo que tengo del uso de una palabra “pusilánime” que tengo entendido es sinónimo de “pacato”, pero, reitero, estimo que en forma equivocada.
Por la explicación que di al inicio, no descarto para nada, pese a cómo se equivocó mi novia al calificarme, ser un “pacato” conforme cada una de las definiciones de la palabra.
Funes
Publicar un comentario