Ilustración de Bett ( Beatriz Tetamanzi ) |
(De or. inc.).
1. adj. Dicho de una vasija: De mucha concavidad, hueco o barriga.
2. adj. coloq. Hueco, hinchado, esponjado.
3. adj. coloq. Lleno de presunción y muy contento de sí mismo.
4. adj. coloq. Grueso, gordo.
Real Academia Española
Conocí esta palabra de la mano de las canciones de María Elena Walsh. Para ella, la "Luna es una señora redonda, monda, oronda y lironda que siempre está sentada en el cielo", la señora naftalina de la familia Polillal "muy oronda la verán, toda envuelta en celofán " y la letra se ponía a caminar por el cuaderno muy oronda. Era una palabra muy redonda, rechoncha que me causaba mucha ternura.
Qué linda palabra... orondo.. qué linda!!! Hoy cuando entré al arca y me encontré con "orondo", inmediatamente "viajé" a mi infancia, al parquecito "San Cristobal" que era el lugar de encuentro en mi barrio con mis amigos. Allí jugábamos "a la pelota" (futbol) en la improvisada canchita en donde los arcos eran los buzos "rompevientos" y donde el arquero era por supuesto, el mas gordito y torpe. Y ese era Nacho Sirasú: un fornido gordito de 12 años con una cara de bueno como bueno era su corazón, manos regordetas, pelo lacio con flequillo sobre los ojos. Y siempre al arco "oink" Sirasu, (tal su apodo). Y el marchaba, con su buzo rompevientos y sus guantes, dispuesto a aceptar pasar siempre inadvertido. Pero un día tuvo su impensado día de gloria. Jugamos contra otro equipo que no recuerdo de dónde eran pero si recuerdo bien que tenían un delantero, un chaqueño de unos 14 años que pateaba mas fuerte que una mula. La cosa es que ganábamos 7 a 6 y el partido estaba por terminar. De pronto cerquita de nuestro improvisado arco Don Adaro, un vecino jubilado que oficiaba de árbitro me castiga sancionando un penal. Pegó su fuerte chiflido (no tenía silbato) y gritó: "che Funés, pe-na-la-zo". De nada valieron mis súplicas "pero si ni lo toqué". Y ahí fue el turno del chaqueño, a los 12 pasos del arco, enfrentando a "oink" Sirasú. Tomó carrera, mucha carrera. Y le pegó a la pelota con una violencia inusitada. Y al medio del arco, a media altura, justo donde estaba agazapado nuestro arquero. La pelota venció sus regordetas manos y dio de lleno en su rostro. Fue tan fuerte el impacto de la pelota en su cara que, el balón llegó del rebote hasta la mitad de cancha y el gordo Sirasú cayó literalmente desmayado. Don Adaro dio por finalizado el encuentro y todos festejamos alrededor del gordo que tendido en el piso ni sabía qué había pasado. "Bien gordo!!!! lo lograste!!!!" le gritaba Cardona, mi vecino mentiroso con quién hoy compartimos la mesa del café. La cosa es que el gordo Sirasú se repuso. Y anduvo varios días exhibiendo su "trofeo": la "jeta" hinchada y el ojo en compota producto del pelotazo. Y ahí andaba por el barrio el gordo, ancho, sacando pecho, sintiéndose el héroe que verdaderamente era... se paseaba por la vereda de la casa de Julieta Inchausti, (Julieta mi amor para siempre), y esperaba que le pregunten "qué te pasó, gordo?" para entonces, el contar su proeza una y otra vez... feliz, "orondo", Nacho Sirasú... muy orondo...
ResponderEliminarSe mudó del barrio el gordo y nunca más supe de él. Pero confieso que con estas lágrimas que ahora derramo en mi recuerdo, me entraron unas ganas tremendas de verlo nuevamente! Hoy en el bar le preuntaré a Cardona si sabe algo del Nacho Sirasú.
En fin....
Funes
Yo también la recuerdo de mi infancia, y siempre la relacioné con la 3º acepción: Lleno de presunción y muy contento de sí mismo.
ResponderEliminarBesos.
Funes...Funes...sabés que es lo hermoso de tus relatos ?? que son muy visuales y uno puede revivir a través de ellos lugares en común, códigos, costumbres...en un punto son universales. Cada uno puede reflejarse en un pedacito de ellos.
ResponderEliminarY luego, como dice Inés, siempre se mueven en esa delgada línea que separa la realidad de la ficción, y cuál es la realidad ? aquella en la que fervientemente creemos. Saludos !