tag:blogger.com,1999:blog-4187395438546237555.post3277479616250522569..comments2023-09-06T09:33:52.086-03:00Comments on el arca de las palabras: FactotumCelestachahttp://www.blogger.com/profile/09736860668402698923noreply@blogger.comBlogger1125tag:blogger.com,1999:blog-4187395438546237555.post-37742279172724245122011-09-02T01:43:32.357-03:002011-09-02T01:43:32.357-03:00Por lo que estuve investigando entendería que hay ...Por lo que estuve investigando entendería que hay un uso equivocado de la palabra “factotum”. En efecto, en el uso corriente del término se llama así al poderoso, al tipo que encabeza una organización, un gobierno, una empresa. “El Doctor Alberto Luis Catiñares es el factotum de la compañía de seguros”, en el sentido de que es el que manda. Cuántas veces habremos leído que un alto funcionario, un ministro por ejemplo es señalado como el “factotum” de su área. Es casi como que la palabra se mal transforma en sinónimo de jefatura, de jerarquía. Nada más lejano al verdadero concepto del término. El origen de la palabra es el latín y significa “hazlo todo”. Lamentablemente también a partir de la verdadera definición del término, el mismo se ha degradado, esta vez no sobrevalorando la “funcionalidad” del factotum como comentara más arriba, sino tratando a éste como un mero “correveidile”, un mero mandadero o recadero. Ni jefe en las alturas ni chico de los mandados. El factotum es alguien esencial en una organización, porque sin sobresalir, recibiendo siempre órdenes de sus superiores, sin mostrarse, casi siempre en oculto, “en las sombras” tiene la rara capacidad o habilidad de solucionar lo que se le encomienda. Es una persona de confianza que de pronto sí lleva un recado o trae una encomienda; pero dada su funcionalidad, le encomendamos precisamente por esa confianza y su rara habilidad de acometer hasta con lo imposible, tareas que pensamos que tan solo él podrá realizar y quedamos a la expectativa de su éxito.<br />Creo un un ejemplo concreto serían los porteros de edificio. Sí. Pero me refiero al portero profesional, ese que por los años, su educación y su honestidad se gana la confianza de casi todos los vecinos del consorcio y que incluso, tiene la llave de los departamentos. A muchos nos ha tocado vivir la experiencia de un desperfecto en algún servicio de la casa en el momento más inoportuno. ¿Y a quién recurrimos? Al portero. Y el tipo sube con un par de herramientas aún sin saber cuál será la encomienda. Mira el desperfecto, pega unos suspiros y acomete a lograr la solución. Y detrás de él, como conteniendo la respiración, queda la familia entera parada, mirando como el portero pone, y saca, ata con alambre, tira y afloja, corta con la tenaza… y de pronto el ansiado “ya está!”, y todos respiran aliviados en derredor del salvador. A cuántos tipos enjabonados que se les corta justo el agua caliente; niños encerrados porque falló la cerradura; mujeres que a punto de caerse todo de las bolsas del supermercado son auxiliadas por estos verdaderos factotums.<br />A fuerza de ser sincero, debo reconocer también que porteros como éstos, quedan pocos. Los de antes eran profesionales de esa función que resume el término de hoy. E incluso se hacían tiempo para, mientras barrían la vereda, piropear con altura a las damas transeúntes. <br />En verdad, salvo honrosas excepciones, ya no quedan porteros así.<br />En fin<br />FunesAnonymousnoreply@blogger.com